Entre risas, silencios y muchas preguntas, el curso Educación popular desde Mafalda fue una experiencia colectiva para pensar la educación popular desde nuevos lenguajes, otras sensibilidades y múltiples territorios. Durante cinco sesiones realizadas en San Pedro y San Ramón, fue un proceso de aprendizaje que unió reflexión crítica, humor, arte y acción comunitaria.
Inspirados por la ironía y la ternura de Mafalda, el grupo exploró los vínculos entre educación, poder, creatividad y libertad, en diálogo con Paulo Freire, Oscar Jara, Silvia Rivera Cusicanqui entre otros educadores y educadoras populares latinoamericanos que invitan a mantener viva la pedagogía de la pregunta.
Más que un curso, este proceso se convirtió en un espacio para reaprender a mirar, para transformar la curiosidad en pensamiento crítico, y para recuperar la alegría como fuerza política en la construcción de alternativas colectivas.
Ejes temáticos trabajados
A lo largo de las cinco sesiones, se abordaron distintos núcleos que dieron forma al proceso:
La pregunta como acto de libertad: reconocer la curiosidad como fuerza transformadora frente a la sociedad de las respuestas.
Del asombro a la crítica: pasar de la curiosidad ingenua a la curiosidad epistemológica que cuestiona las causas y estructuras de lo cotidiano.
El conflicto como tránsito educativo: comprender la diferencia y la incomodidad como fuentes de aprendizaje.
Indignarse con ternura: transformar la rabia en pensamiento y acción colectiva, reivindicando la esperanza como práctica.
Crear para no repetir: tensionar la educación popular desde la crítica y la imaginación, explorando lenguajes que amplían la palabra.
Cada sesión se acompañó de un boletín de devolución —escrito en clave de Mafalda— que recogió los aprendizajes, preguntas y emociones del grupo, convirtiéndose en una bitácora pedagógica y afectiva del recorrido.
1. La pregunta como práctica política
Desde la primera sesión, el curso propuso recuperar la pregunta como herramienta de emancipación. En tiempos de inmediatez y saturación informativa, volver a preguntar es casi un acto subversivo. Mafalda lo sabía: sus preguntas inocentes desnudaban las contradicciones del mundo adulto, los abusos del poder y las rutinas que nos adormecen.
A partir de las reflexiones de Paulo Freire, se trabajó la diferencia entre curiosidad ingenua y curiosidad crítica. La primera se queda en la superficie, la segunda se atreve a mirar las estructuras detrás de los hechos. En una sociedad que premia la rapidez y el conformismo, cultivar preguntas críticas se convierte en una forma de resistencia.
Las personas participantes coincidieron en que la educación popular comienza cuando nos atrevemos a incomodar: cuando la pregunta rompe la obediencia y abre la posibilidad de pensar con otros. Como dijo alguien en el grupo: “la pregunta no busca una respuesta, busca compañía para seguir pensando”.
2. Los lenguajes de la educación popular
Otro de los grandes aprendizajes fue comprender que no hay una sola forma de pensar ni una sola manera de decir. Durante el proceso, el humor, el juego, la música, los dibujos y los títeres fueron herramientas para pensar críticamente desde el cuerpo y la emoción.
Esta apertura a nuevos lenguajes mostró que el pensamiento no solo habita en las palabras, sino también en los gestos, las metáforas, los silencios y las risas. Los títeres, por ejemplo, se transformaron en mediadores pedagógicos que permitieron decir lo indecible: críticas, frustraciones y esperanzas expresadas desde la ternura y la ironía.
Explorar estas formas es también un gesto político: democratiza el conocimiento y multiplica las voces, permitiendo que cada quien participe desde su propio modo de sentir y crear. Como recordaba Mafalda entre risas:
“Si el mundo no escucha, habrá que hablarle con otros idiomas.”
3. Desafíos y caminos por andar
El encuentro entre los grupos de San Pedro y San Ramón marcó el cierre simbólico del proceso, pero también el inicio de una nueva etapa. Allí se compartieron los desafíos de seguir construyendo educación popular en contextos cada vez más complejos:
Evitar que la educación popular se vuelva consigna o discurso vacío.
Recuperar su dimensión política y descolonizadora, como recordaba Silvia Rivera Cusicanqui.
Cuidar los espacios colectivos donde la crítica se acompañe de ternura, humor y esperanza.
Seguir articulando procesos territoriales y comunitarios desde el diálogo y la creación compartida.
El curso cerró con adivinanzas y juegos, reafirmando que el pensamiento también puede ser alegre, y que preguntar sigue siendo la mejor forma de crecer.
Los boletines del curso
Cada boletín recoge un momento del proceso y puede leerse como una pieza independiente o como parte de una historia colectiva:
Boletín 1 – “Aprender a preguntar: un acto de libertad”
El primer boletín marcó el punto de partida del curso: volver a la pregunta como raíz de toda educación liberadora. Mafalda se convirtió en guía y cómplice, recordándonos que detrás de cada gesto ingenuo hay una crítica aguda al mundo adulto y sus absurdos.
En esta sesión, los grupos reflexionaron sobre cómo vivimos en una “sociedad de respuestas”, donde se premia la obediencia y se castiga la duda. Recuperar el derecho a preguntar se volvió un gesto político: preguntar como quien abre ventanas en una casa cerrada.
El boletín recoge las primeras inquietudes del grupo, las emociones de reencuentro con la curiosidad y el sentido de la educación popular como acto de liberación. Es, en esencia, una invitación a reaprender a mirar el mundo con ojos nuevos.
💬 “Preguntar no es molestar, es empezar a pensar.”
Boletín 2 – “De la curiosidad ingenua a la curiosidad crítica”
El segundo boletín profundizó en la diferencia entre curiosidad ingenua y curiosidad crítica, una de las ideas centrales de Paulo Freire. A partir de experiencias cotidianas —como esperar el bus o hacer fila en el banco—, las y los participantes exploraron cómo las preguntas pueden quedarse en la superficie o convertirse en herramientas de análisis y acción.
Este boletín es un puente entre la sorpresa y la conciencia. Invita a pensar la curiosidad no como simple deseo de saber, sino como una fuerza que empuja a comprender las causas y estructuras del poder.
En un contexto que acelera y simplifica todo, aprender a detenerse, observar y preguntar con profundidad se convierte en un acto de rebeldía. Mafalda nos lo recuerda con su habitual ironía: “No es que no entendamos el mundo, es que no nos dejan pensarlo.”
💬 “La curiosidad crítica es la semilla del pensamiento libre.”
Boletín 3 – “Conversaciones incómodas: construir saberes desde la diferencia”
El tercer boletín nace de una sesión donde el diálogo y el conflicto fueron protagonistas. A través de viñetas de Mafalda y sus amigos —Felipe, Susanita, Manolito y Libertad—, los grupos trabajaron la idea de que la diferencia no es un obstáculo, sino una fuente de aprendizaje.
Este número recoge reflexiones sobre cómo el desacuerdo puede ser un tránsito educativo: un proceso que nos enseña a escuchar sin imponer, a sostener la incomodidad y a construir desde la diversidad.
El boletín reivindica el diálogo freireano como práctica política y humana, pero también afectiva. En tiempos de polarización y desconfianza, Mafalda nos enseña que conversar con quien piensa distinto no debilita las ideas: las afina, las humaniza, las hace crecer.
💬 “El conflicto no separa: enseña.”
Boletín 4 – “Indignarse con estilo: crítica, ternura y acción”
El cuarto boletín se adentra en la indignación como energía educativa. En lugar de verla como algo negativo, el grupo la exploró como punto de partida para la problematización: la indignación que piensa, que crea, que no se conforma.
A partir del arte, el humor y la reflexión, las personas participantes discutieron cómo transformar la rabia en propuesta, y cómo la autonomía nace cuando las comunidades se sienten capaces de intervenir en sus propios contextos.
Este boletín rescata la ternura como forma de crítica, la creatividad como herramienta de denuncia, y el sentido de comunidad como antídoto frente a la resignación. Mafalda —con su ironía siempre actual— nos guiña el ojo y recuerda: “Si no nos dejan protestar, al menos hagámoslo con estilo.”
💬 “La ternura también es una forma de lucha.”
Boletín 5 – “Lo que viene: crítica, creación y caminos por andar”
El último boletín recoge el encuentro entre los grupos de San Ramón y San Pedro, un momento de cruce entre preguntas, afectos y aprendizajes. Lo que comenzó como dos procesos paralelos se unió en un diálogo vivo, donde las preguntas de un grupo resonaban en el otro, creando una trama de sentido compartido.
Esta edición profundiza en los desafíos contemporáneos de la educación popular, inspirada en las críticas de Silvia Rivera Cusicanqui sobre la necesidad de tensionar las prácticas y no idealizarlas. Se reafirmó que la educación popular sigue siendo un camino que hay que reinventar: con humor, creatividad y compromiso político.
Además, los títeres y el juego se convirtieron en lenguajes de pensamiento, recordando que educar también es imaginar, reír y experimentar. El boletín cierra con adivinanzas pedagógicas, celebrando que el pensamiento crítico también puede ser alegre.
💬 “Preguntar sigue siendo la mejor manera de crecer.”
