Entre Mordor e Isengard: una lectura crítica de los planes de gobierno desde los bienes comunes – Cuaderno de Estudio

Costa Rica entra en una nueva contienda electoral, y entre las promesas y los discursos, hay una dimensión clave que pocas veces se examina con lupa: cómo los partidos entienden la naturaleza, el territorio y la vida común. Ese es el corazón del debate ambiental, aunque muchas veces quede escondido bajo tecnicismos o frases de campaña.

El nuevo Cuaderno de Estudio: Entre Mordor e Isengard propone entrar en ese debate desde otro lugar. Analizamos los capítulos de ambiente, recursos naturales, medio ambiente y temas afines presentes en los 20 planes de gobierno. Y cuando esos capítulos no existían o eran mínimos —como ocurre en varios casos— examinamos propuestas ubicadas en economía, desarrollo, infraestructura, promoción de actividades, turismo y sectores productivos, para interpretar lo que los partidos realmente plantean sobre el territorio y los bienes comunes.

La intención no es señalar partidos ni repetir sus promesas, sino interpelar la política: examinar los marcos, silencios y tensiones que atraviesan la manera en que el país se imagina su futuro ecológico.

Inspirado en la metáfora de Las Dos Torres, el cuaderno revela dos grandes fuerzas que ordenan el discurso ambiental electoral:

  • -Mordor: extractivismo clásico, desregulación, megaproyectos avanzando con mínima deliberación.

  • -Isengard: soluciones verdes que maquillan mercados, pagos por servicios ecosistémicos, economía azul y discursos de innovación que no cuestionan la lógica de fondo.

Ambas torres, aunque con ropajes distintos, comparten un mismo punto de partida: la naturaleza como recurso.

¿Qué hallamos al revisar los planes?
  • -En la mayoría de propuestas, el mar aparece como territorio vacío, listo para ser ocupado por marinas, turismo e infraestructura logística.

  • -La conservación se narra como “activo económico”, sin reconocer tejido comunitario ni gobernanza local.

  • -La desregulación se presenta como “modernización” para acelerar proyectos, debilitando controles ambientales.

  • -El crimen organizado se aborda sin conectar con el territorio, pese a su incidencia en costas, zonas turísticas y fronterizas.

  • -El sistema eléctrico se discute sin mencionar democracia energética, transiciones justas ni riesgos de privatización.

  • -El cambio climático se reduce a listados de obras, sin justicia climática ni reconocimiento de vulnerabilidades diferenciales.

  • -La agroindustria y los agroquímicos se normalizan, pese a los impactos sobre agua, salud y suelos.

  • -Los megaproyectos se tratan como “impulso al desarrollo”, sin análisis de acumulación de impactos ni participación ciudadana.

¿Qué es lo más llamativo?

Muchos planes comparten la misma matriz conceptual: territorios vistos como espacios disponibles, comunidades reducidas a “beneficiarios” y bienes comunes transformados en categorías económicas.

¿Qué aporta este cuaderno?
  • -Lecturas críticas de nociones ambientales presentes (y ausentes) en los planes.

  • -Actividades pedagógicas para analizar discursos sin caer en lógicas partidistas.

  • -Una revisión de megaproyectos y sus impactos esperados.

  • -Secciones sobre costas, crimen organizado, agroindustria, energía, cambio climático y desregulación.

  • -Un enfoque basado en ecología política, bienes comunes y el Acuerdo de Escazú.

  • -Una guía de uso para que cada lector contraste, cuestione y reinterprete las propuestas según sus valores y su territorio.

Este cuaderno no pide adhesiones.
Pide pensamiento crítico.
Pide mirar más allá de las torres y reconocer la fuerza de la Comunidad del Anillo: las personas, comunidades y territorios que sostienen la vida.

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