Más allá del show: materiales para una democracia sin mordazas

En Costa Rica vivimos un espectáculo curioso: el gobierno que más habla, que más controla la agenda mediática y que tiene a su disposición todo el aparato estatal, se presenta como la gran víctima. Cada vez que se le recuerda que la democracia tiene reglas, aparece un nuevo libreto: “nos censuran”, “nos amordazan”, “no nos dejan hablar”.

La mordaza, sin embargo, no está en el Tribunal Supremo de Elecciones ni en la ciudadanía que critica. La mordaza real es otra:

  • es la política convertida en show mediático, donde importa más la polémica que las ideas;

  • son las noticias falsas disfrazadas de periodismo;

  • son las instituciones debilitadas frente a liderazgos personalistas;

  • es la ilusión de que votar basta para garantizar democracia, cuando sabemos que no alcanza.

Por eso, mientras en las redes oficiales se hacen campañas de victimización, nosotros proponemos algo distinto: mirar de frente los riesgos del 2026 y abrir un debate crítico. No con eslóganes vacíos, sino con reflexión, preguntas incómodas y materiales que sirvan para talleres, aulas y comunidades.

Si un gobierno que concentra recursos, acceso a medios y presencia diaria en la agenda pública se declara “amordazado”, ¿qué pueden esperar entonces las comunidades vulnerabilizadas que históricamente han luchado por ser escuchadas? Mientras el poder reclama censura desde sus tarimas y pantallas, la verdadera mordaza la enfrentan quienes denuncian despojos, quienes defienden territorios o quienes exigen derechos y encuentran silencio, indiferencia o represión. Ese contraste nos recuerda que la democracia no se mide por la capacidad del gobierno de hablar más fuerte, sino por la posibilidad de que las voces más frágiles también sean escuchadas.

Una colección para despertar del espectáculo
  • Get Me Roger Stone: la política como marketing, candidatos como marcas y democracia como producto de consumo.

  • De la verdad al espectáculo: Trump como síntoma de una política que se sostiene en el escándalo, la mentira y la espectacularización del poder.

  • Noticias que engañan: cómo el pseudoperiodismo y la propaganda disfrazada de información ponen en riesgo la democracia.

  • El Juego del Calamar y el voto: elecciones como tablero manipulado y el desafío de romper las reglas para imaginar otras formas de participación.

  • El Joker en las urnas: candidatos que convierten la rabia social en votos, explotando desigualdades y polarización.

  • Votar no basta: inspirados en Matrix, un llamado a salir de la simulación y construir democracia todos los días.

¿Por qué importa?

Porque la democracia no se defiende con lamentos sobre “mordazas”, sino con organización ciudadana, vigilancia crítica y memoria histórica. Estos folletos son herramientas para leer la realidad con otros ojos, desarmar las trampas del espectáculo político y recordar que la democracia no es un guion escrito desde arriba: es un proceso que se construye desde abajo, entre todas y todos.

Sin mordazas: cuadernos para pensar el 2026

El documental Get Me Roger Stone nos revela cómo la política dejó de ser un espacio de ideas para convertirse en un espectáculo mediático. Los candidatos ya no se presentan como proyectos colectivos, sino como productos de consumo, moldeados por frases simples, enemigos fabricados y polémicas diseñadas para captar atención.

En lugar de deliberar, se busca impactar; en vez de partidos, se venden marcas personales. Así, el poder se construye con algoritmos, emociones y provocaciones.

Este folleto invita a mirar críticamente cómo el marketing político redefine la democracia y qué riesgos plantea para Costa Rica rumbo a las elecciones del 2026.

Pueden descargar aquí.

El cuaderno analiza cómo figuras como Donald Trump encarnan un liderazgo autoritario y mediático, donde la política se convierte en espectáculo y la verdad en un recurso estratégico. Inspirado en el documental Rewriting Trump y en los aportes de Michael Wolff, muestra cómo el escándalo, la victimización y el control del relato permiten a líderes populistas sostener poder incluso debilitando instituciones y normas democráticas. Además, propone herramientas pedagógicas para desmontar la espectacularización de la política, recuperar el valor de la verdad compartida y fortalecer una democracia basada en el bien común.

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El cuaderno analiza cómo el pseudoperiodismo y la propaganda política disfrazada de noticias afectan la democracia, presentando contenidos emocionales y bien producidos que en realidad buscan persuadir más que informar. Explica señales para reconocer publirreportajes encubiertos, titulares manipuladores y nuevas amenazas como los deepfakes, las granjas de troles y los medios con fachada de independencia. Además, ofrece pautas y actividades pedagógicas para fomentar una ciudadanía crítica, capaz de verificar fuentes, cuestionar sesgos y defender el periodismo ético como base de una democracia viva.

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La metáfora de El Juego del Calamar nos ayuda a mirar las elecciones de Costa Rica en 2026 con otros ojos. Como en la serie, jugamos en un tablero cuyas reglas ya están escritas.

Votar no siempre significa decidir: las opciones suelen venir impuestas por élites políticas, económicas y mediáticas. Nuestra opinión tampoco es completamente libre, pues se filtra y moldea a través de algoritmos, encuestas y campañas diseñadas para manipular emociones.

La participación ciudadana, aunque se multiplica en consultas y cabildos, muchas veces se queda en lo simbólico, sin transformar lo esencial. Es una participación sin poder.

Por eso, el desafío no es seguir jugando bajo las mismas condiciones, sino romper el juego: construir otras formas de democracia más directas, colectivas y justas.

La historia del voto en Costa Rica nos recuerda que la democracia siempre fue fruto de luchas y exclusiones. Hoy, el reto es hacerla más real, cotidiana y cercana, desde la organización popular, la autogestión y la defensa de los bienes comunes.

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Este cuaderno utiliza la figura del Joker como metáfora para analizar cómo, en contextos de desigualdad y polarización, surgen candidaturas que atraen no por sus programas, sino por canalizar el enojo y la frustración social. Inspirándose en experiencias internacionales (Trump, Bolsonaro, Bukele, Milei), se muestra cómo estas figuras encarnan la ruptura y el caos, presentándose como “antisistema” mientras ponen en riesgo las instituciones democráticas.

El documento propone actividades pedagógicas para discutir este fenómeno en talleres y aulas: mapas causales de desconfianza, análisis de emociones en torno a candidaturas disruptivas, y ejercicios comparativos para diferenciar entre propuestas que amplían la democracia y aquellas que la erosionan.

En síntesis, el texto advierte que los “candidatos Joker” son un síntoma de democracias frágiles y plantea que el verdadero reto no es solo identificar a estos actores, sino enfrentar las desigualdades y frustraciones estructurales que los hacen posibles.

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El cuaderno plantea que la democracia en Costa Rica atraviesa una crisis de simulación: se reduce al acto de votar cada cuatro años, mientras avanza el autoritarismo disfrazado de orden, la manipulación informativa y la apatía ciudadana. Inspirado en la metáfora de Matrix, el texto invita a “tomar la pastilla roja” para despertar, cuestionar y actuar colectivamente.

No ofrece respuestas cerradas, sino preguntas y herramientas pedagógicas: dinámicas para reconocer la ilusión democrática, analizar la desinformación, identificar discursos autoritarios y fortalecer la organización comunitaria. Su apuesta central es que “votar no basta”: la democracia se construye día a día con cuerpos presentes, vigilancia crítica y defensa de los bienes comunes.

Pueden descargar aquí.

¿Y si el gobierno hubiera leído estos cuadernos?

Tal vez no habríamos visto el show de “la mordaza caída”.
Tal vez entenderían que la democracia no se fortalece con memes desde cuentas oficiales, sino con respeto a las reglas del juego y apertura al debate público.
Tal vez sabrían distinguir entre comunicación institucional y propaganda política, evitando usar el Estado como megáfono de campaña.
Tal vez se darían cuenta de que el verdadero problema no es que alguien los “censure”, sino que la ciudadanía está cansada de la simulación, del ruido y del constante papel de víctima.

Si hubieran leído estos folletos, quizá aprenderían que:

  • El espectáculo no sustituye a la política.

  • Las noticias falsas no construyen confianza.

  • El autoritarismo disfrazado de orden siempre termina pasando factura.

  • Votar no basta… y mucho menos posar como mártires de mordazas imaginarias.

Pero como no los leyeron, acá están disponibles para todas y todos.
Porque la democracia no se salva con quejas desde Casa Presidencial, sino con una ciudadanía crítica, organizada y despierta.