Aprovechamos el cierre de la Conferencia de las Partes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que se llevó a cabo entre el 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 en Dubái. Este espacio se presenta por parte de los gobiernos y la elite burocrática internacional, como un esfuerzo «articulado» para abordar la crisis socioecológica que estamos viviendo.
Con esta puesta en escena, son muchos los actores que se dan cita en estos eventos, desde jefes de Estado, CEO empresariales, farádula internacional hasta organizaciones ecologistas y ambientalistas.
Entre muchas de las discusiones que se abren paso a lo largo de los días de eventos, hay tres temas que marcan las discordias, el acuerdo por la elminación de los combustibles fósiles, la responsabilidad financiera del Norte global (principal emisor de gases de efecto invernadero) para desarrollar iniciativas de reparación y adaptación en los países más vulnerabilizados y por último la ausencia total del enfoque de derechos humanos y perspectiva de género en la abordajes que se realizan durante estas negociaciones.
Cuando surgen los borradores y documentos finales, queda una leve sensación de que no todas las voces han sido tomadas en cuenta, mucho menos aquellas que están siendo afectadas directamente por las consecuencias de la crisis socioecológica en el Sur global.
Es así, que les invitamos a pensar en la posibilidad, que dentro de estos espacios de la COP28, lo que realmente se está posicionando es una versión de ambientalismo corporativo que procura mantener las líneas de negocios de las corporaciones, a pesar de la agudización que provocan sus actividades productivas.
Para profundizar esto, les compartimos esta infografía que recupera los vacíos más relevantes que deja esta COP28.
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