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Loma boscosa devastada en cuestión de horas: vigilancia ciudadana revela cambio abrupto de uso de suelo

El 1 de agosto, Philippe Vangoidsenhoven recibió en su negocio la visita de una persona en su automóvil que deseaba alertar sobre un posible daño ambiental en curso en Puerto Viejo. Ante el aviso, Philippe decidió trasladarse al lugar y documentar personalmente lo que describió como un caso alarmante de destrucción ambiental: una loma boscosa fue arrasada por completo en pocas horas.

La escena habla por sí sola. Lo que por años fue parte de una cobertura forestal densa hoy aparece como un terreno pelado, sin árboles, sin sombra y sin vida. La comparación de imágenes satelitales de Google Earth entre 2004 y 2023 permite dimensionar la magnitud de la transformación: una pérdida total de bosque en un área que hasta hace poco mantenía su estructura ecológica.

Estos hechos no son incidentes aislados. Por el contrario, evidencian un patrón más amplio de deforestación encubierta, muchas veces disfrazada de actividad legal o realizada sin ningún tipo de fiscalización efectiva. Las imágenes satelitales reflejan una tendencia clara: la desaparición progresiva de bosque por presión inmobiliaria, ausencia de planificación territorial y desorden urbanístico.

Las lomas boscosas cumplen funciones ecológicas críticas: retienen suelos, regulan escorrentías, filtran agua, amortiguan el impacto de lluvias intensas y sirven de hábitat para una gran variedad de especies. Su destrucción provoca erosión acelerada, fragmentación de hábitats y una mayor vulnerabilidad del territorio ante eventos climáticos extremos. En zonas costeras como esta, el impacto se extiende además a cauces y humedales cercanos.

Imágenes satelitales

2004

2023

Más que un evento puntual

“No es para ganadería, ni para agricultura: esto es para vender o construir”, advierte Philippe. En un contexto donde los permisos ambientales se otorgan sin el debido control y donde las autoridades muchas veces miran hacia otro lado, la vigilancia ciudadana se vuelve fundamental para frenar estas prácticas. Este caso se suma a una creciente preocupación por el avance de intereses privados sobre territorios ecológicamente sensibles. La legalidad aparente, el silencio institucional y la falta de consecuencias alimentan una espiral de destrucción ambiental que no puede seguir siendo ignorada.

Para comprender cómo se llega a este punto, es necesario observar la forma en que estas operaciones se organizan y ejecutan.

La fórmula del desmonte: cómo se urbaniza un bosque

Según la experiencia de Philippe Vangoidsenhoven, estos procesos de transformación del paisaje no son accidentales ni improvisados: responden a una lógica organizada que avanza por etapas hasta convertir un terreno boscosa en propiedad urbanizable.

Todo inicia con la identificación estratégica del terreno. Se trata, por lo general, de áreas con alto valor inmobiliario: lomas con buena vista, parcelas cercanas a caminos principales o ubicadas en zonas costeras codiciadas. El paso siguiente es la intervención súbita: en cuestión de horas, maquinaria pesada entra, tala, remueve y limpia el terreno. Cuando llega la inspección —si llega—, el daño ya está hecho.

Lo que sigue es el silencio. No hay cultivos, ni animales. No se instala ninguna actividad productiva. El terreno permanece vacío o con un uso aparente mientras se tramitan permisos, se buscan compradores o simplemente se espera que pase la atención pública. De esta forma, el cambio de uso de suelo queda consumado en la práctica, aunque no exista una resolución formal que lo autorice.

Estos desmontes operan bajo una apariencia de legalidad, muchas veces en zonas donde el control institucional es débil, la planificación urbana es inexistente y la fiscalización ambiental llega demasiado tarde. Las afectaciones no se presentan como parte de un megaproyecto, sino como “casos aislados”, cuando en realidad forman parte de una tendencia sistemática que avanza paso a paso, lote por lote.

La ausencia de consecuencias permite que la práctica se repita una y otra vez: se urbaniza sin plan, se construye sin criterio ecológico y se mercantiliza el bosque como si fuera terreno baldío. El resultado es un avance paulatino pero constante de estructuras privadas sobre ecosistemas que deberían estar protegidos.

Un impacto profundo en una región frágil

La pérdida de cobertura boscosa en el Caribe Sur no es un simple cambio en el paisaje: representa una alteración profunda del equilibrio ecológico de una de las regiones más biodiversas y vulnerables del país. Esta zona no solo alberga una rica variedad de flora y fauna, sino que también forma parte de corredores biológicos esenciales para la conectividad ecológica entre áreas protegidas.

En un territorio marcado por la interacción constante entre zonas altas, cauces, humedales y franja costera, cada fragmento de bosque cumple una función estratégica. Su desaparición debilita la capacidad de la región para adaptarse al cambio climático, reducir riesgos por inundaciones y sostener economías locales que dependen de los bienes naturales, como el turismo ecológico, la pesca artesanal o la producción agrícola diversificada.

Además, el avance no regulado de proyectos urbanos o turísticos sobre ecosistemas frágiles como lomas boscosas, manglares o humedales aumenta la presión sobre las comunidades que históricamente han habitado y cuidado estos territorios. La fragmentación del bosque no solo afecta a la biodiversidad, sino que rompe vínculos sociales, culturales y económicos que han sido construidos en armonía con la naturaleza.

Proteger lo que queda no es una opción: es una urgencia.

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¿Problemas en el Paraíso? – Philippe Vangoidsenhoven habla sobre Puerto Viejo

Visitamos el Caribe Sur para conocer las implicaciones que está teniendo la oleada de urbanización y cercamiento que está afectado a las zonas boscosas. Philippe Vangoidsenhoven defensor ambiental que ha mantenido sus labores de vigilancia y denuncia por más de 25 años, y que ha presentado más de 200 denuncias ambientales, nos presenta las tensiones que vienen afectando y la poca respuesta institucional para el cuido y resguardo de los bienes naturales.

Esta entrevista toma mayor importancia dado que el 21 de mayo del 2024 la Municipalidad de Talamanca fue allanada por presuntos permisos irregulares, Philipp es de las personas que mayor monitoreo, vigilancia y denuncia ha permitido visibilizar y documentar las implicaciones de toda esta situación.

Algunas notas periodísticas al respecto:

Allanan por presunto permiso ilegal para extraer madera la Municipalidad de Talamanca – La República

Allanan Municipalidad de Talamanca por tala de árboles en Manzanillo – CRHOY

Allanan Municipalidad de Talamanca por investigación relacionada con permiso para tala de árboles – Amelia Rueda

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Puerto Viejo for Sale – Tendencias extractivas en el paraíso

El pasado 19 de mayo  los proyectos de Observatorio de Bienes Comunes del CIEP  y el proyecto Geografía y Diálogo de Saberes de la Escuela de Geografía ambos proyectos del Programa Kioscos socioambientales visitamos la comunidad de Puerto Viejo y recibimos la noticia de que en una parte de Playa Negra se había encontrado un lugar donde presumiblemente están realizando la tala de bosque, con el fin de provocar el cambio de uso de suelo para “agilizar” la urbanización de toda esta zona costera.

Esta alerta que les comentamos la realizó Philippe Vangoidsenhoven un defensor ambiental de muchos años en las tareas de vigilancia y denuncia, que a partir de este trabajo ha colocado más de 200 denuncias ambientales que en la mayoría de los casos no se ha atendido, y que las últimas han tenido una mayor cobertura mediática, por este accionar ha tenido que pagar un precio, dado que su vida ha sido amenazada en varias ocasiones. 

A partir del registro que viene realizando ante el incremento de urbanización que esta atravesando Puerto Viejo, logró localizar un sector dónde presumiblemente están sacando madera, según lo que ha venido señalando, se ha visto al menos salir dos cargas con doble carreta.

Preocupa esta situación, ya que como él señala, es una zona que corresponde a bosque, pero dado el creciente valor de la tierra y promovidas por el polémico “Plan Regulador”, muchas personas y empresas han visto un negocio al forzar el cambio de uso de suelo.

Por esta razón procuran realizar las acciones necesarias para eliminar las áreas boscosas, una de las señales principales que nos comparte Philippe es que cuando inician estas acciones, es común ver los árboles en el suelo, otra vez veces, picados en pedazos para que se descomponga más rápido, e iniciar con el relleno de tierra y colocar el cartel de “For Sale”.

En esta zona de Playa Negra, ya es común ver los claros por todo lado y actividades de relleno de tierra, así como pululan nuevas construcciones en diferentes secciones, lo evidencia el loteo que ya marca futuras construcciones, se pueden ver también construcciones clausuradas, pero presumiblemente como comenta Philippe, no sea por el motivo que creemos, sino por falta de algún documento, pero las autoridades realmente no están monitoreando la reducción constante de la cobertura boscosa que ya está transformando Puerto Viejo de forma irreversible.

Posiblemente estemos asistiendo a uno de las transformaciones del paisaje más importantes de los últimos años, el cambio de la población y negocio local del Caribe Sur está siendo desplazado por tendencias de gentrificación en ciernes ante la imposición de modelos urbanísticos y comerciales dirigidos y pensados por y para estratos altos, es decir, con mayor capacidad de pago.

Hay problemas en el paraíso, y parece que poco importa a las autoridades, todo empieza con la erosión y agotamiento de los bienes naturales, luego vendrá la migración o desaparición de especies ante los cambios de suelo y urbanización, y como suele suceder sólo quedarán los parqueos y centros comerciales para la experiencia de ese turismo estandarizado responsable de la erosión de la naturaleza y a las culturas locales.

Es importante señalar que a la publicación de esta nota el 21 de mayo del 2024, vecinas y vecinos de Puerto Viejo están denunciando que están saliendo camiones con madera. Es decir, sigue el despojo en Playa Negra.

Alerta de Philippe

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