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Un decreto a la medida de nuestro modelo agroindustrial: agroquímicos y discursos simplificados

El Decreto Ejecutivo N.° 45310, publicado el 26 de noviembre de 2025, establece el nuevo Reglamento General para las Condiciones de Aplicaciones Terrestres de Agroquímicos. La narrativa oficial lo presenta como una normativa moderna, técnica, rigurosa y necesaria para ordenar la actividad agrícola. Sin embargo, visto desde los bienes comunes y la ecología política, el decreto revela algo distinto: una actualización operativa que mantiene intacta la estructura del modelo agroquímico nacional.

Costa Rica no enfrenta una crisis ambiental por falta de “procedimientos”. La enfrenta por la expansión de un régimen agroexportador intensivo, basado en monocultivos, altas cargas químicas y una gobernanza que históricamente ha priorizado la productividad sobre la sostenibilidad ecosistémica.

Por eso, esta nota plantea una lectura crítica del decreto: no para negar la necesidad de regulación, sino para evidenciar lo que regula, lo que omite y lo que profundiza.

¿Qué regula realmente el Decreto 45310?

El corazón del decreto está en definir cómo se deben aplicar los agroquímicos. Esto incluye criterios operativos, roles, sanciones y condiciones técnico-meteorológicas. Pero una lectura detallada muestra que el instrumento se centra en hacer «más eficiente la aplicación», no en reducir su uso ni en proteger bienes comunes.

Lo que sí regula

El decreto establece:

  • -distancias mínimas de no aplicación (entre 1 y 5 metros),

  • -procedimientos para calibración y uso de equipos,

  • -parámetros de velocidad del viento, temperatura y técnicas operativas,

  • -clasificación de equipos terrestres, incluyendo drones,

  • -obligaciones de aplicadores y patronos,

  • -procesos sancionatorios y administrativos.

En apariencia, se trata de un ordenamiento técnico.

Pero cuando se mira con atención, un patrón se vuelve evidente: las reglas están diseñadas para habilitar una aplicación más ágil, precisa y continua —no para limitarla.

Impactos sobre bienes comunes: lo que el decreto no mira

Aunque el decreto cita leyes ambientales, sus medidas no protegen de forma efectiva los bienes comunes esenciales. Las omisiones son tan importantes como lo que regula.

Agua: el bien común más vulnerable

El reglamento no establece distancias ni protecciones especiales para:

  • -ríos,

  • -arroyos,

  • -quebradas,

  • -nacientes,

  • -acuíferos,

  • -zonas de recarga.

Esto es especialmente grave en regiones donde las fuentes de agua han sido contaminadas históricamente por agroquímicos.

Suelo: la base silenciosa que sostiene la vida

El decreto no menciona:

  • -acumulación de residuos,

  • -persistencia de moléculas,

  • -pérdida de fertilidad,

  • -alteraciones microbianas.

El suelo es tratado únicamente como superficie de cultivo, no como ecosistema vivo.

Biodiversidad: invisibilizada en el reglamento

No se contemplan salvaguardas específicas para:

  • -fauna silvestre,

  • -polinizadores,

  • -corredores biológicos,

  • -zonas de alta fragilidad ecológica.

El ambiente aparece citado como un principio, pero no como un sujeto de protección concreta.

 

¿Qué revela este decreto sobre nuestro modelo agrícola?

Al analizarlo en conjunto, el Decreto 45310 deja ver las prioridades que organizan la política agrícola del país:

  • -el problema no es reducir químicos, sino aplicarlos “correctamente”;

  • -la competitividad agroexportadora pesa más que el principio precautorio;

  • -la regulación pertenece al ámbito técnico, no al participativo;

  • -las comunidades que viven la exposición diaria no están contempladas;

  • -los bienes comunes quedan subordinados a la operatividad productiva.

En otras palabras: se fortalece un modelo que necesita estos químicos para sostenerse. El decreto moderniza y legitima su aplicación, pero no cuestiona su razón de ser.

Impactos sobre bienes comunes: lo que el decreto no mira

Aunque el decreto cita leyes ambientales, sus medidas no protegen de forma efectiva los bienes comunes esenciales. Las omisiones son tan importantes como lo que regula.

La discusión pendiente: ¿cómo transitar hacia otro modelo?

Una política agrícola verdaderamente protectora debería contemplar:

  • -metas concretas para reducir el uso de plaguicidas,

  • -impulso real a la agroecología y la diversificación,

  • -zonas de amortiguamiento amplias y efectivas,

  • -monitoreo de mezclas y efectos acumulativos,

  • -participación de comunidades afectadas en la regulación,

  • -y una visión de los bienes comunes como base de vida, no como límite productivo.

Este decreto no inicia esa transición.
Más bien, hace más eficiente el modelo que ya mostró sus límites.

Sigue la tendencia

El Decreto 45310  confirma una tendencia preocupante: la regulación ambiental en Costa Rica continúa subordinada a la lógica del agronegocio. No transforma nada esencial; apenas ajusta la maquinaria para que el modelo agroquímico funcione con menos fricción y más eficiencia. En lugar de cuestionar la dependencia estructural de los plaguicidas, la norma normaliza y tecnifica esa dependencia, convirtiendo la gestión del riesgo en una serie de verificaciones operativas que ocultan el problema de fondo.

Este decreto es un recordatorio de algo fundamental: cuando una política pública solo ordena procedimientos sin tocar las causas, termina protegiendo el modelo, no a las personas ni a los ecosistemas. Los bienes comunes —el agua, los suelos, la biodiversidad y la salud de las comunidades— quedan relegados a notas de pie de página en un marco regulatorio que privilegia la competitividad y la continuidad productiva.

Si realmente queremos proteger la vida en los territorios, necesitamos asumir preguntas incómodas y estructurales:
-¿Qué agricultura queremos sostener?
-¿A quién beneficia este modelo?
-¿Quién absorbe sus costos?
-¿Y qué territorios quedan en la línea de fuego?

El Decreto 45310 ordena la superficie, pero no toca la raíz. Por eso, la discusión no puede cerrarse aquí.
Lo urgente —y lo honesto— es mantener abierta la mirada crítica sobre el modelo que da forma a estas normas, y sobre las relaciones de poder que deciden qué se regula y qué se deja sin proteger.

La discusión pública ya no puede seguir girando en torno a procedimientos. Es momento de hablar de la estructura, porque es ahí donde se decide el futuro de los territorios y de los bienes comunes

La política agrícola sigue subordinada a la competitividad

El Decreto 45310 incorpora una frase clave: proteger el ambiente siempre que no se obstaculice la competitividad.

Este principio, presentado como razonable, define las prioridades del país: la salud, los ecosistemas y la biodiversidad quedan condicionados al desempeño del sector agroexportador.

Esto refleja:

  • -el peso político del lobby agroindustrial (banano, piña, hortalizas intensivas);

  • -la continuidad de un modelo extractivo-exportador basado en agroquímicos;

  • -una visión tecnocrática que despolitiza el riesgo;

  • -y la marginación de comunidades afectadas en la toma de decisiones.

La protección ambiental no puede depender del rendimiento del modelo químico-productivo. Cuando así ocurre, la regulación se convierte en una herramienta al servicio de la productividad, no del bien común.

¿Qué requiere realmente Costa Rica?

Transformar el modelo requiere más que decretos que optimizan aplicaciones. Necesita una conversación honesta, profunda y participativa sobre:

  • -una reducción sostenida del uso de plaguicidas;

  • -el impulso real a la agroecología y la soberanía alimentaria;

  • -la protección estricta de ríos, nacientes, suelos y corredores biológicos;

  • -la regulación específica de mezclas y sinergias químicas;

  • -la participación activa de las comunidades rurales afectadas;

  • -y un enfoque de bienes comunes que reconozca que la salud de los ecosistemas es condición para la vida, no un obstáculo para la productividad.

Proteger la vida no se logra eliminando una molécula: se logra transformando el sistema que hace necesaria su aplicación continua.

El anuncio sobre el fipronil fue mediáticamente atractivo, pero desvió la atención del punto central: el Decreto 45310 consolida y agiliza un modelo agrícola altamente dependiente de químicos.

Si Costa Rica quiere cuidar a las personas, los territorios y la biodiversidad, necesita mucho más que gestos simbólicos. Necesita una política pública que vaya a la raíz del problema: un modelo que privilegia la competitividad y la aceleración productiva por encima del bienestar y los bienes comunes.

El debate está abierto.
Lo urgente es no perder de vista la estructura.

La participación ausente: una dimensión crítica del Decreto 45310

Un elemento que pasa desapercibido en la discusión pública —pero que resulta crucial desde la ecología política y la justicia socioecológica— es la ausencia total de mecanismos de participación social en la elaboración, aplicación o evaluación del Decreto 45310.

A lo largo del texto normativo, ni una sola vez aparecen conceptos como:

  • -participación ciudadana,

  • -consulta pública,

  • -comunidades afectadas,

  • -transparencia,

  • -rendición de cuentas,

  • -monitoreo comunitario,

  • -denuncias territoriales,

  • -información accesible.

Esto no es una omisión menor: revela la forma en que se construye la política agrícola y ambiental en Costa Rica cuando el tema son los agroquímicos.

Muestra un patrón histórico: las decisiones se toman en espacios cerrados, entre instituciones técnicas y sectores productivos, mientras las comunidades rurales —las que viven la exposición cotidiana— quedan fuera de la mesa. La regulación se formula como asunto estrictamente operativo, donde la eficiencia productiva pesa más que el derecho a participar, a saber y a decidir sobre aquello que afecta la salud y los territorios. Esta forma de gobernar convierte los bienes comunes en simples variables de gestión y reduce la democracia ambiental a un requisito secundario. En el fondo, el decreto reafirma un modelo donde el riesgo se define desde arriba, sin las voces que lo experimentan desde abajo.

 
Una regulación sin territorios ni voces comunitarias

El decreto define con extremo detalle:

  • -requisitos técnicos,

  • -procedimientos operativos,

  • -parámetros meteorológicos,

  • -obligaciones de aplicadores,

  • -sanciones administrativas.

Pero calla completamente sobre las poblaciones rurales que conviven diariamente con las aspersiones, sobre las escuelas rodeadas de monocultivos, sobre las comunidades que han denunciado contaminación del agua y sobre las personas trabajadoras agrícolas más expuestas.

Desde una perspectiva de participación ambiental, esto significa que el decreto:

  • -centraliza el poder regulatorio en el Estado y el sector productivo,

  • -deja fuera a quienes padecen los impactos,

  • -convierte lo ambiental en un asunto de calibración técnica,

  • -y despolitiza la gestión del riesgo, tratándola como un problema de eficiencia operativa.

Sin espacios para la democracia ambiental

Aunque Costa Rica decidió no ratificar el Acuerdo de Escazú, este decreto confirma por qué: su diseño es coherente con una institucionalidad que evita la participación, limita la transparencia y reduce la justicia ambiental a un trámite técnico. La no ratificación no es un accidente político; es parte de la misma lógica que hoy produce una regulación hecha sin comunidades, sin debate público y sin estándares de democracia ambiental:

  • -acceso a la información,

  • -participación pública en decisiones ambientales,

  • -justicia en casos de afectación.

Sin embargo, el Decreto 45310:

  • -no establece instancias de consulta para comunidades rurales,

  • -no contempla mecanismos para que las personas afectadas denuncien violaciones,

  • -no incorpora auditorías sociales territoriales,

  • -no garantiza transparencia sobre aplicaciones, sustancias o mezclas,

  • -no reconoce los conflictos socioambientales vinculados al uso de plaguicidas.

La regulación se formula sin democracia ambiental, y al hacerlo, reproduce las asimetrías de poder que sostienen el modelo agroexportador.

Participación ambiental como condición para una transición real

Una política agrícola que busque proteger la vida y los bienes comunes debería incluir:

  • -monitoreo comunitario del agua y de los agroquímicos aplicados,

  • -consultas públicas previas a emitir normas y excepciones técnicas,

  • -transparencia obligatoria sobre sustancias, volúmenes y zonas de aplicación,

  • -protocolos de participación para escuelas y centros de salud cercanos a cultivos,

  • -comités locales de seguimiento con voz vinculante,

  • -acceso a la información en tiempo real sobre condiciones de aspersión,

  • -mecanismos de denuncia y acompañamiento jurídico para comunidades afectadas.

Nada de esto está presente en el decreto.

La pregunta que queda abierta

Si la regulación agrícola se diseña sin las voces de quienes viven en los territorios y sin mecanismos efectivos de democracia ambiental, ¿a quién sirve realmente?

El Decreto 45310 ordena procedimientos, pero no abre espacios para que las comunidades definan sus prioridades, su seguridad, su salud o el futuro de sus bienes comunes.

Y sin participación ambiental, no hay posibilidad real de transición agroecológica, ni de justicia territorial, ni de protección efectiva de la vida.

Cómo leer esta tabla y por qué importa

Para cerrar el análisis del Decreto 45310, es útil detenerse en las tensiones estructurales que atraviesan la regulación del uso de agroquímicos en Costa Rica. La siguiente tabla ofrece una lectura crítica que condensa los principales elementos discutidos en la nota: el peso de la competitividad, la influencia del agronegocio, la despolitización del riesgo, la exposición desigual de comunidades y el impacto en los bienes comunes.

No busca repetir lo dicho, sino organizar las ideas clave para facilitar su comprensión, permitir comparaciones y abrir preguntas sobre el modelo agrícola que el país sigue reproduciendo. Es una herramienta para mirar el decreto no solo como un texto técnico, sino como el reflejo de decisiones políticas que afectan territorios, ecosistemas y formas de vida.

Eje de análisisQué muestra el decretoLectura crítica desde ecología política y bienes comunes
1. Competitividad como criterio centralLa protección ambiental queda condicionada a “no obstaculizar la competitividad”.La salud y el ambiente se subordinan al rendimiento agroexportador. Se prioriza la viabilidad del agronegocio, no el principio precautorio.
2. Influencia del lobby agroindustrialFlexibiliza distancias, incorpora drones y agiliza aplicaciones.Sectores bananeros y piñeros han impulsado históricamente regulaciones más permisivas; el decreto consolida esa agenda.
3. Modelo extractivo-exportadorReproduce un esquema agrícola dependiente de insumos químicos.El decreto no discute cómo reducir el uso de tóxicos; moderniza la infraestructura para seguir aplicándolos.
4. Agroquímicos como “tecnología inevitable”Enfatiza la precisión técnica como solución (equipos, condiciones, calibración).Reafirma el paradigma químico-productivista: el problema no son los tóxicos, sino cómo se aplican. No abre espacio para agroecología.
5. Despolitización del riesgoSustenta la norma en modelos técnicos, cálculos y estándares internacionales.El riesgo se presenta como asunto técnico, no de justicia ambiental. Se ocultan las desigualdades territoriales.
6. Invisibilización de los procesos acumulativosRegula eventos puntuales (una aplicación, una distancia, una condición).Las crisis ambientales responden a acumulación, sinergias químicas y exposición continua: nada de esto está contemplado.
7. Afectación de bienes comunesNo incluye medidas diferenciadas para agua, suelos o biodiversidad.El agua, el suelo y los polinizadores quedan desprotegidos. Se nombran como “recursos”, no como bienes comunes.
8. Exposición desigual de comunidadesDistancias mínimas (1–5 m), sin participación comunitaria en el diseño.Poblaciones rurales absorben los impactos sin voz en la regulación. Se reproduce la inequidad territorial.
9. Falta de horizonte de transiciónNormativa centrada en eficiencia operativa.No plantea caminos hacia modelos que reduzcan agroquímicos; se limita a hacer más eficiente su uso.
10. Preguntas estructurales abiertasLa norma no aborda el modelo agrícola a largo plazo.El país debe discutir qué agricultura quiere: ¿más intensificación química o transiciones agroecológicas reales?
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Ni las dosis “aceptables” son seguras: glifosato provoca tumores en animales según nuevo estudio internacional

Un nuevo estudio científico realizado por el Instituto Ramazzini y publicado en Environmental Health en 2025 confirma lo que muchas comunidades y movimientos sociales han venido denunciando desde hace años: la exposición prolongada al glifosato y sus formulaciones comerciales puede provocar múltiples tipos de cáncer, incluso desde etapas prenatales (Panzacchi et al., 2025).

¿Qué investigó este estudio?
Durante más de dos años, los investigadores administraron glifosato y dos herbicidas comerciales a ratas Sprague–Dawley desde antes de su nacimiento hasta la vejez. Las dosis utilizadas fueron equivalentes a los niveles «seguros» actualmente autorizados en la Unión Europea: desde la Ingesta Diaria Aceptable (ADI) hasta el Nivel sin Efecto Adverso Observado (NOAEL) (Panzacchi et al., 2025).

Glifosato: el herbicida más usado del mundo
El glifosato es el ingrediente activo de los herbicidas más utilizados a nivel global, como Roundup y RangerPro. Aunque es ampliamente promovido por la industria como «seguro», su uso ha estado rodeado de controversias desde que en 2015 la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) lo clasificó como probablemente cancerígeno para los humanos (Grupo 2A) (Guyton et al., 2015).
Ahora, diez años después, el nuevo estudio del Ramazzini Institute refuerza de forma contundente esa advertencia.

¿Qué encontraron?
Los resultados son alarmantes:

  1. Aumento significativo de cánceres: incluyendo leucemias, tumores de piel, hígado, tiroides, páncreas, sistema nervioso, entre otros.
  2. Tumores raros con inicio temprano: muchas muertes por leucemia ocurrieron antes del primer año de vida.
  3. Efectos desde la vida prenatal: la exposición comenzó en las madres gestantes, reproduciendo un escenario realista de exposición humana.

Según los autores, estas pruebas en animales constituyen una evidencia sólida de la capacidad cancerígena del glifosato y sus formulaciones, y son consistentes con los datos epidemiológicos en humanos (Panzacchi et al., 2025).

¿Por qué debería preocuparnos?
Aunque los estudios en ratas no pueden extrapolarse automáticamente a humanos, los resultados elevan preocupaciones legítimas sobre la seguridad de la exposición crónica al glifosato, especialmente durante el embarazo y la infancia.
Sabemos que el glifosato ha sido detectado en alimentos, agua y polvo doméstico (Benbrook, 2016). Y sin embargo, sigue siendo el pilar de los modelos agrícolas industriales, incluso en zonas altamente pobladas o cerca de escuelas, viviendas y fuentes de agua.

¿Y ahora qué?
Este estudio debería ser una alerta de salud pública. Las autoridades sanitarias, tanto nacionales como internacionales, tienen la responsabilidad de reevaluar los límites de exposición permitidos, garantizar una vigilancia epidemiológica activa y promover alternativas agroecológicas que no pongan en riesgo la salud de las personas.
La evidencia está sobre la mesa: el uso masivo de glifosato no es solo un problema agrícola, es un problema de salud humana.

¿Qué significa que el riesgo esté en las “formulaciones comerciales”?
Cuando hablamos de glifosato, no solo nos referimos al ingrediente activo aislado. En el mercado, este compuesto se vende mezclado con otros químicos que facilitan su absorción en las plantas: estas son las llamadas formulaciones comerciales. Marcas como Roundup o RangerPro, por ejemplo, combinan el glifosato con aditivos conocidos como coadyuvantes, que muchas veces no son revelados completamente al público ni a las autoridades regulatorias (Mesnage & Antoniou, 2018).
¿Por qué esto importa? Porque varios estudios —incluido este del Instituto Ramazzini— han demostrado que estas formulaciones pueden ser aún más tóxicas que el glifosato por sí solo (Panzacchi et al., 2025). En otras palabras: aunque se evalúe la «seguridad» del ingrediente activo aislado, en la vida real las personas están expuestas a mezclas más complejas y potencialmente más dañinas.
El hecho de que incluso a dosis consideradas “seguras” por la Unión Europea se observe un aumento de cánceres en animales, implica que los actuales estándares regulatorios no están protegiendo adecuadamente la salud pública.
Este hallazgo interpela de forma directa a los sistemas de evaluación de riesgos: ¿cómo se están autorizando productos cuyas fórmulas completas permanecen en muchos casos bajo secreto comercial? ¿Por qué las evaluaciones toxicológicas siguen centradas en ingredientes activos aislados, y no en las formulaciones tal y como se utilizan en el campo?
La evidencia es clara: la exposición real incluye mucho más que glifosato, y esa realidad debe reflejarse en las políticas de regulación y protección ambiental. Es urgente avanzar hacia un enfoque precautorio, transparente y centrado en las personas.

Glifosato: ¿qué es y por qué está en el centro de una disputa global?
El glifosato es un herbicida de amplio espectro ampliamente utilizado en la agricultura industrial desde los años 70. Aunque ha sido promovido como una herramienta “eficiente y segura” para el control de malezas, hoy está en el centro de una intensa disputa científica, política y social por sus efectos sobre la salud y el ambiente.

¿Qué es el glifosato?

Químicamente, el glifosato es un compuesto que inhibe una enzima esencial (EPSP sintasa) en la vía del shikimato, un proceso biológico que permite a las plantas producir ciertos aminoácidos. Esta inhibición provoca la muerte de las plantas consideradas «malas hierbas».

Fue patentado por la multinacional Monsanto en 1974 bajo el nombre comercial Roundup, y desde entonces se ha convertido en el herbicida más utilizado del planeta. Su uso se disparó aún más en los años 90, cuando Monsanto introdujo cultivos genéticamente modificados resistentes al glifosato, como la soya y el maíz transgénico(Fagan, Antoniou, y Robinson, 2016).  

¿Medidas simbólicas o protección real? El caso de EE. UU. y la Unión Europea

En los últimos años, frente al creciente escrutinio científico y social, tanto Estados Unidos como la Unión Europea han adoptado medidas que intentan responder —al menos en apariencia— a las preocupaciones sobre el glifosato. Sin embargo, estas acciones han sido parciales y cuestionadas.

En 2021, Bayer anunció que retiraría el glifosato de los productos de jardinería y uso doméstico en EE. UU., reconociendo de forma implícita el riesgo de litigios por los efectos en la salud. No obstante, la venta para uso agrícola masivo continuó sin restricciones. Es decir, mientras se reduce la exposición en los jardines urbanos, se mantiene (y muchas veces se intensifica) en zonas rurales, agrícolas y cercanas a fuentes de agua y alimentos.

Por su parte, la Unión Europea renovó temporalmente la autorización del glifosato en 2023, a pesar de la fuerte oposición de organizaciones científicas, ambientales y sociales (Kwiatkowski et al., 2020). La renovación se dio en un contexto de informes técnicos controvertidos, críticas por falta de transparencia en las evaluaciones de riesgo, y evidencias crecientes de sus efectos nocivos.

¿Son suficientes estas medidas?

El reciente estudio del Instituto Ramazzini (2025) demuestra que incluso a dosis «autorizadas» y desde etapas prenatales, el glifosato y sus formulaciones pueden inducir tumores en múltiples órganos, varios de ellos raros, agresivos y de inicio temprano (Panzacchi et al., 2025). Esto plantea una pregunta ineludible:

¿Qué sentido tiene limitar su uso doméstico mientras se permite su aplicación en los cultivos que abastecen nuestra alimentación?

Estas políticas parecen más una estrategia de control reputacional que una respuesta efectiva de salud pública. No basta con retirar el producto del estante del supermercado si su rastro permanece en el agua, los alimentos, el polvo doméstico y el cuerpo de personas expuestas en las zonas rurales.

Frente a la contundencia de los datos científicos actuales, las medidas tomadas hasta ahora lucen insuficientes, inconsistentes y tardías. Lo que se requiere es un cambio estructural en la forma de evaluar, regular y limitar los plaguicidas, basado en el principio precautorio, la ciencia independiente y la protección de las poblaciones más vulnerables.

Glifosato y Costa Rica: uso intensivo, alertas sanitarias y debates regulatorios

¿Qué tan presente está el glifosato en Costa Rica?

Costa Rica figura entre los países con mayor consumo de pesticidas por hectárea en el mundo, con cifras que oscilan entre 10–35 kg/ha al año (López Delgado, Arias Cruz, y Arias Alfaro, 2016). Desde su introducción en 1982, el uso de glifosato creció de 36 t de ingrediente activo a unos 1 761 t en 2013. El 90 % de los plaguicidas usados en el país son considerados altamente peligrosos, y el glifosato se posiciona como el herbicida más usado, presente en cultivos como palma africana, arroz, café, banano, cítricos y pasturas.

Alertas y prohibiciones locales

En 2019, el Ministerio de Salud prohibió el uso de glifosato y otros herbicidas industriales en áreas públicas, incluyendo aceras, parques y escuelas, por riesgos graves para la salud (Salazar Villanea y Corrales Aguilar, 2021).

Al menos 21 municipalidades, además de instituciones como la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y la Universidad de Costa Rica, restringieron o prohibieron su uso en sus instalaciones.

A mediados de la última década, un proyecto de decreto nacional para restringir su uso quedó “congelado” por falta de interés político (Zúñiga y Aguilar, 2018).

Impactos en la salud pública y el ambiente

Un informe de 2022 de la ONU, OPS y PNUD alerta que del 2014 al 2020 se registraron 58 muertes por intoxicaciones con plaguicidas. El glifosato fue uno de los agroquímicos más relacionados con intoxicaciones leves (Organización Panamericana de la Salud, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y Organización de las Naciones Unidas, 2022).

Estudios de la Universidad Nacional y la UCR evidencian que el 90 % del uso de plaguicidas en Costa Rica es altamente tóxico, y que el glifosato es una de las sustancias clave en esta lista (López Delgado et al., 2016).

Se han detectado mezclas de hasta 30 plaguicidas en ríos y polvo de escuelas cercanas a zonas agrícolas, con presencia comprobada en colmenas, perezosos y ecosistemas acuáticos.

Debates y caminos regulatorios

Ante las crecientes alertas, se elaboraron informes oficiales con la intención de prohibir, restringir o reforzar los controles sobre el glifosato, citando los riesgos cancerígenos y crónicos.

No obstante, hasta la fecha no se han aplicado restricciones nacionales contundentes. La normativa sectorial ofrece normativas locales, pero carece de una prohibición o reducción nacional coordinada.

Organismos académicos y científicos, como la Academia Nacional de Ciencias, han promovido proyectos de ley que buscan incorporar el principio precautorio, separación de funciones regulatorias y seguimiento epidemiológico (Academia Nacional de Ciencias, 2017).

¿Es suficiente la respuesta de Costa Rica?

Las acciones hasta ahora han sido fragmentadas: restricciones locales, alertas nacionales y declaraciones de crisis ambiental, pero no un cambio estructural. Frente al nuevo estudio del Instituto Ramazzini (2025), que reveló tumores en ratas expuestas desde etapas prenatales a dosis «seguras», se evidencia que:

  • La presencia continua de glifosato en cultivos, aire, agua y hogares implica que la salud humana sigue expuesta, especialmente en zonas rurales.

  • Las restricciones municipales y el etiquetado verde del producto no garantizan protección si el herbicida se mantiene en la cadena agrícola y ambiental.

  • Costa Rica necesita un marco regulatorio nacional, basado en ciencia independiente, vigilancia de exposiciones, monitoreo ambiental y sustitución por alternativas menos tóxicas.

Hacia un futuro saludable

El país cuenta con un excelente punto de partida: una academia activa, una institucionalidad sensible y ciudadanos conscientes. El próximo paso debería ser transformar estas condiciones en:

  • Una prohibición nacional del uso agrícola del glifosato,

  • Alternativas agroecológicas y sistemas de manejo integrado de malezas,

  • Vigilancia epidemiológica en zonas vulnerables,

  • Etiquetado claro y transparencia total de las formulaciones utilizadas.

Solo así Costa Rica podrá asegurar su derecho constitucional a un ambiente sano y proteger la salud de sus ciudadanos frente a amenazas químicas invisibles pero profundas.

Cronología crítica del glifosato

1974 – Monsanto lanza al mercado el herbicida Roundup, con glifosato como ingrediente activo.

1996 – Comienza la era de los transgénicos resistentes al glifosato: se autoriza en EE. UU. la primera soya «Roundup Ready».

2000s – Diversos estudios independientes alertan sobre efectos tóxicos en células humanas y animales de laboratorio, incluso en dosis bajas.

2015 – La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), parte de la OMS, clasifica al glifosato como «probablemente cancerígeno para humanos» (Grupo 2A), lo que desata una ola de controversias científicas y demandas judiciales.

2016–2019 – En EE. UU., miles de personas presentan demandas contra Monsanto (adquirida por Bayer en 2018), alegando que el uso de Roundup les causó linfoma no Hodgkin. En varios juicios se dictan sentencias millonarias a favor de los demandantes.

2020–2022 – Bayer anuncia que retirará el glifosato de los productos para uso doméstico en EE. UU., aunque mantiene su venta para uso agrícola. La Unión Europea renueva su autorización temporalmente, en medio de intensos cuestionamientos.

2025 – El Instituto Ramazzini publica el estudio más extenso hasta la fecha, demostrando que el glifosato y sus formulaciones comerciales provocan cáncer en ratas incluso a dosis permitidas por autoridades sanitarias europeas. Se observa aparición de tumores desde etapas tempranas de vida.

Créditos de imágenes Semanario Universidad

Referencias:

Academia Nacional de Ciencias. (2017). Informe sobre el principio precautorio y la regulación de plaguicidas en Costa Rica. San José, Costa Rica.
https://www.anc.cr/publicaciones/Informe_principio_precautorio_plaguicidas_ANC.pdf

Benbrook, Charles (2016). Trends in glyphosate herbicide use in the United States and globally. Environmental Sciences Europe, 28(1), 3.
https://doi.org/10.1186/s12302-016-0070-0

Fagan, John, Antoniou, Michael N., y Robinson, Claire. (2016). GMO Myths and Truths: A Citizen’s Guide to the Evidence on the Safety and Efficacy of Genetically Modified Crops and Foods (3rd ed.). Earth Open Source.
https://gmojudycarman.org/wp-content/uploads/2016/09/GMO-Myths-and-Truths-edition3.pdf

Guyton, Kathryn Z., Loomis, Dana, Grosse, Yann, El Ghissassi, Fatiha, Benbrahim-Tallaa, Lamia, Guha, Neela, Scoccianti, Chiara, Mattock, Heidi, y Straif, Kurt. (2015). Carcinogenicity of tetrachlorvinphos, parathion, malathion, diazinon, and glyphosate. The Lancet Oncology, 16(5), 490–491.
https://doi.org/10.1016/S1470-2045(15)70134-8

Kwiatkowski, Carol F., Naidenko, Olga V., Douvris, Catherine, y Andrews, David Q. (2020). Navigating the scientific uncertainties of PFAS risk. Environmental Science & Technology Letters, 7(5), 343–351.
https://doi.org/10.1021/acs.estlett.0c00255

López Delgado, María, Arias Cruz, Alejandra, y Arias Alfaro, Luis. (2016). Situación del uso de plaguicidas en Costa Rica: diagnóstico y recomendaciones para una política pública nacional. Heredia: Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET), Universidad Nacional.
https://www.una.ac.cr/archivos_pdf/plaguicidas_CR_2016_iret.pdf

Mesnage, Robin, y Antoniou, Michael N. (2018). Ignoring adjuvant toxicity falsifies the safety profile of commercial pesticides. Frontiers in Public Health, 5, 361.
https://doi.org/10.3389/fpubh.2017.00361

Organización Panamericana de la Salud, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y Organización de las Naciones Unidas. (2022). Informe sobre intoxicaciones agudas por plaguicidas en Costa Rica, 2014–2020. San José, Costa Rica.
https://www.undp.org/es/costa-rica/publicaciones/informe-intoxicaciones-agudas-plaguicidas-costa-rica-2014-2020

Panzacchi, Simona, Tibaldi, Eva, De Angelis, Luana, Falcioni, Laura, Giovannini, Rita, Gnudi, Federica, Iuliani, Martina, Manservigi, Marco, Manservisi, Fabiana, Manzoli, Isabella, Menghetti, Ilaria, Montella, Rita, Noferini, Roberta, Sgargi, Daria, Strollo, Valentina, Truzzi, Francesca, et al. (2025). Carcinogenic effects of long-term exposure from prenatal life to glyphosate and glyphosate-based herbicides in Sprague–Dawley rats. Environmental Health, 24(36).
https://doi.org/10.1186/s12940-025-01187-2

Salazar Villanea, José Joaquín, y Corrales Aguilar, Laura. (2021). Riesgos sanitarios y prohibición del glifosato en áreas públicas de Costa Rica. Ministerio de Salud de Costa Rica.
https://www.ministeriodesalud.go.cr/index.php/descargas/institucional/informes/1862-riesgos-glifosato-espacios-publicos/download

Zúñiga, Margarita, y Aguilar, Diana. (2018). Municipalidades por territorios libres de glifosato: experiencias desde el poder local. Revista Ambientico, 269, 4–9.
https://www.catie.ac.cr/resources/publicaciones/ambientico/ambientico269.pdf

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Mancozeb y derecho a la salud: Erosionando la calidad de vida

El pasado 31 de julio del 2024, se reportaba que el agua del Río Barranca presentaba 2.7 millones de veces más altos del límite permitido de Mancozeb (fungicida utilizado en la agricultura). Esto provocó una crisis en el abastecimiento de agua potable para la comunidad.

Como respuesta, el Ministerio de Salud a través del informe técnico MS-DPRSA-USA-1536-2024, proponía valores provisionales, llegando a señalar la posibilidad de 6 microgramos por litro para el ingrediente activo mancozeb y 0.16 microgramos por litro para el subproducto etilentiourea.

Estas acciones, reflejan más que el «abordaje» de la crisis,  intentos de acciones «tecnocrácticas» para debilitar y erosionar el derecho de la salud, al proponer una «flexibilidad» en los indicadores «técnicos», en clara contraposición de la búsqueda de la protección del bien común de la población.

Por esta razón, les compartimos esta infografía al respecto de la Mancozeb para conocer las implicaciones de este agroquímico para la salud humana y la importancia que tiene pensar y realizar acciones en torno al fortalecimiento de los derechos, y no, en los intentos de «flexiblizar» los límites ya establecidos a conveniencia.

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Proyecto de ley Expediente N° 23.783: LEY PARA EL CONTROL Y PROHIBICIÓN DEL USO DE PLAGUICIDAS ALTAMENTE PELIGROSOS Y PROMOCIÓN DE UNA AGRICULTURA SOSTENIBLE Y AMIGABLE CON LA SALUD, EL AMBIENTE Y LOS ESTÁNDARES DEL MERCADO INTERNACIONAL DE ALIMENTOS ¿Qué dice?

Aprovechamos que este 6 de diciembre del 2023 se «Entregarán al Congreso más de 100 mil firmas en apoyo a prohibición de plaguicidas – Hoy 6 de diciembre a las 3 pm»  por parte de una representación de todas las comunidades afectadas por la aplicación de estos agroquímicos, para compartir esta inforgrafía que recupera algunas de las ideas principales que plantea el proyecto de ley, tanto su intencionalidad como las acciones que promueve en la promoción de una agricultura sostenible.

Son muchos los eventos a lo largo de los años que han evidenciado el impacto y consecuencias de la aplicación de estos agroquímicos altamente peligrosos, es necesario repensar las formas y modos de las prácticas agrícolas dominantes y comprometerse como sociedad por un horizonte productivo comprometido con la vida de todas las personas y la capacidad de protección de las condiciones de reproducción de la vida natural.

Si bien, el objetivo central de este proyecto es «Se prohíbe el registro, importación, fabricación, formulación, almacenamiento, distribución, transporte, reempaque, reenvase, manipulación, venta, mezcla y uso de los plaguicidas extremadamente peligrosas», junto a este esfuerzo se proponen medidas y acciones para la adaptación y promoción de una agricultura sostenible.

Por este motivo, les invitamos a leer y compartir esta infografía que preteden servir como un insumo para la discusión y reflexión sobre la importancia que representa este proyecto de ley en la búsqueda de una sociedad comprometida con una defensa y gestión de los bienes naturales y sociales desde la vida.

Pueden acceder al borrador de proyecto de ley aquí.

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Intoxicación por fumigación de agroquímicos en una comunidad de Santa Rita de Río Cuarto


Conversamos con personas vecinas de Santa Rita de Río Cuarto para conocer lo sucedido el pasado jueves 30 de noviembre, cuando una comunidad sufrío por la noche de intoxicaciones por la atomización de los agroquímicos en una plantación vecina de piña. ¿Qué pasó? ¿Qué tiene que ver esta situación con lo sucedido en la Escuela la Victoria de Río Cuarto? ¿Qué están haciendo las autoridades?

 

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Fumigación aérea: Riesgos ignorados en el campo costarricense

Ante los hechos recientes de la intoxicación de 27 personas de la Escuela de San José de Upala, nos detenemos a reflexionar sobre las implicaciones que tiene la situación actual de la fumigación aérea en Costa Rica, su falta de regulación y protocolos pone en riesgo a miles de personas que viven cerca de estas plantaciones.

Por esta razón, a partir de la iniciativa presentada en la Asamblea Legislativa bajo el número No. 23.697 Ley de Protección Fitosanitaria para prohibir en un radio de tres mil metros alrededor “centros de población, centros educativos, centros de salud, EBAIS, clínicas, hospitales, centros de deporte y recreación, así como carreteras y áreas de paso”. Les invitamos a reflexionar sobre el contexto que representa la fumigación para las personas que trabajan o viven cerca de estas plantaciones.

La capacidad de concentración y traslado de estas sustancias a través del polvo y el aire, hace que su interacción sea indiscriminada y ponga en riesgo los ecosistemas, y en particular tenga efectos irreparables en la salud humana.

Les invitamos a leer la nota de Semana Universidad Ecologistas piden normativa que restrinja fumigaciones cerca de centros educativos o de salud. 

Compartimos la siguiente infografía con algunas ideas claves para la reflexión.

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Sentires y Saberes – ¿Qué puede pasar con la expansión piñera en las Brisas de Upala?

Seguimos conversando sobre la situación que atraviesa el pueblo de las Brisas de Upala ante la intensificación de la actividad piñera en el territorio, ¿qué aportes ha generado? ¿qué afectaciones están viviendo? Conversamos con don Hector Morales sobre esta situación que hoy tienen a un pueblo rodeado y con la posibilidad de desaparecerlo.

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Agroquímicos en Costa Rica: ¿Cuál debe ser la prioridad?

A partir de las declaraciones del nuevo gobierno de Costa Rica en torno a permitir la importación de moléculas «modernas», nos parece importante reflexionar sobre el contexto actual de la utilización de este tipo de sustancias en el país, para contribuir a la reflexión crítica sobre las prioridades que debe tener una política pública en torno a este tema.

Por esta razón, queremos invitarles a tomar en consideración algunas dimensiones para profundizar ¿cuál debería ser en enfoque de esta política productiva? Por ejemplo debería primar un supuesto beneficio económico sobre los procedimientos de inscripción, o debería replantearse su regulación y uso.

Para más información pueden visitar https://impactoplaguicidas.cr/

Les compartimos algunas notas de prensa que nos ayudan a enriquecer los insumos para la reflexión.

Chacón, Vinicio (31 julio 2018). Esta larga pesadilla de los Agroquímicos en Costa Rica. Semanario Universidad. Tomado de: https://semanariouniversidad.com/pais/esta-larga-pesadilla-de-los-agroquimicos-en-costa-rica/

Araya, Jorge (3 de junio del 2015) Costa Rica es el consumidor más voraz de plaguicidas en el mundo. Ojo al Clima. Tomado de: https://ojoalclima.com/costa-rica-es-el-consumidor-mas-voraz-de-plaguicidas-en-el-mundo/

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Glifosato y Ambiente ¿nos debe preocupar?

A partir del informe de titulado «Glifosato: Caracterización de los posibles efectos para la salud y vías de exposición» elaborador por la Comisión interistitucional para el Estudio de los efectos sobre la salud y el ambiente de las formulaciones con Glifosato con fecha de Diciembre 2018 (puede descargar el informe aquí), nos gustaría problematizar ¿qué implicaciones tiene el uso de esta sustancia para el ambiente en nuestro país?

Les compartirmos la siguiente infografía que resume algunas de las principales afectaciones al ambiente que tiene el uso del Glifosato, lo cual según los estudios detallados en el informe hay cada vez más evidencia de la  alteranción negativa de los ecosistemas dada su persistencia en los suelos y el agua.

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En esta otra infografía abordamos las implicaciones en la salud humana de esta sustancia pueden verla aquí.

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Glifosato: Nos preguntamos ¿qué es? y ¿cómo afecta la salud humana?

A partir del informe de titulado «Glifosato: Caracterización de los posibles efectos para la salud y vías de exposición» elaborador por la Comisión interistitucional para el Estudio de los efectos sobre la salud y el ambiente de las formulaciones con Glifosato con fecha de Diciembre 2018 (puede descargar el informe aquí), nos gustaría problematizar ¿qué implicaciones tiene el uso de esta sustancia en nuestro país?

A través de la siguiente infografía les presentamos una breve caracterización del Glifosato y el riesgo que representa para la salud humana.

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En esta otra infografía abordamos las implicaciones ambientales de esta sustancia pueden verla aquí.