
En las cercanías de Hone Creek, en el Caribe Sur de Costa Rica, se documenta nuevamente un intento por alterar un ecosistema de humedal mediante el uso de maquinaria pesada. Este caso ha sido seguido de cerca por el ambientalista Philippe Vangoidsenhoven, quien desde marzo de 2024 ha denunciado la intervención con una draga, utilizada para nivelar y drenar el terreno. Gracias a su denuncia, las obras fueron paralizadas por el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), evitando en ese momento un daño ambiental mayor.
Las primeras imágenes del 15 de marzo de 2024 muestran claramente la presencia de agua en el terreno, confirmando la naturaleza de humedal. El 2 de abril, el MINAE intervino directamente en el sitio, lo que detuvo las labores de la draga. Aparentemente, la Fiscalía Ambiental también fue alertada en esa ocasión. Para el 8 de abril, las fotos muestran la draga detenida, y la maquinaria retirada temporalmente.
Sin embargo, en mayo de 2025, Philippe volvió al lugar y encontró nuevas señales de intervención: un zanjo reciente a la orilla de la calle, excavado con el mismo propósito de drenaje. “Este es el típico caso: se detiene por un tiempo, parece tranquilo, y de repente reanudan las obras”, comenta. Denuncia que estos intentos son sistemáticos, y que la falta de vigilancia constante permite que continúen impunes. El objetivo, dice, es claro: secar el humedal para modificar su uso.
La presión sobre los humedales del Caribe Sur se ha vuelto constante. A pesar de los esfuerzos institucionales, actores privados continúan intentando transformar estos ecosistemas. La evidencia es clara: el terreno sigue mostrando filtración de agua, vegetación característica y afectaciones por maquinaria. Para los procesos correspondientes, el mismo suelo revela su condición de humedal, lo que permite su reconocimiento legal y la posibilidad de su protección.
Este caso subraya la necesidad urgente de reforzar la vigilancia ambiental, sancionar a quienes reinciden en este tipo de daños, y reconocer que los humedales no solo son áreas protegidas, sino bienes comunes vitales para el equilibrio ecológico de la región.

Galería situación 2025
Galería situación 2024
¿Qué implica continuar con las obras tras la intervención estatal?
La persistencia en realizar obras en zonas de humedal, incluso después de intervenciones por parte de instituciones como el MINAE o la Fiscalía Ambiental, revela una preocupante brecha entre las acciones de control y la efectividad real de las medidas de protección ambiental. Cuando el objetivo de fondo es el lucro —como suele ser el caso en intentos por secar humedales para urbanizar o explotar económicamente el terreno—, las paralizaciones temporales no son suficientes. Quienes impulsan estas transformaciones ilegales suelen adoptar una estrategia de desgaste: detienen momentáneamente, esperan a que pase la vigilancia y luego reanudan discretamente sus actividades.
Esta dinámica pone en evidencia la fragilidad institucional frente a intereses privados persistentes y bien financiados. Además, genera un efecto desalentador para quienes denuncian, pues ven cómo los esfuerzos por proteger el territorio son constantemente burlados. La impunidad de estos actos erosiona la confianza ciudadana en los mecanismos de fiscalización y refuerza la sensación de que los delitos ambientales se pueden cometer sin consecuencias duraderas.
Proteger los humedales requiere más que detener una maquinaria: implica seguimiento continuo, sanciones ejemplares y voluntad política real para frenar un modelo de desarrollo que prioriza el interés privado sobre los bienes comunes. Sin eso, estos ecosistemas seguirán siendo blanco de una presión que avanza a pasos silenciosos, pero constantes.
La importancia de los humedales en el Caribe Sur de Costa Rica
Los humedales del Caribe Sur de Costa Rica son ecosistemas clave para la salud ambiental y el bienestar humano. Su función principal es la regulación del agua: actúan como esponjas naturales que absorben el exceso de lluvia, previniendo inundaciones y reduciendo el impacto de tormentas, un aspecto crucial en una zona con alta pluviosidad. Además, filtran contaminantes y sedimentos, mejorando la calidad del agua que llega a ríos y al mar Caribe.
Estos ecosistemas también son refugio de una gran diversidad biológica. Albergan especies endémicas y migratorias, como aves, peces y anfibios, muchas de ellas en riesgo. Para las comunidades locales, los humedales representan una fuente de vida y sustento, ya que ofrecen recursos como peces, plantas medicinales y materiales naturales.
Sin embargo, la expansión urbana, el turismo descontrolado y el cambio de uso del suelo amenazan su existencia. La eliminación o alteración de los humedales pone en riesgo la biodiversidad, aumenta la vulnerabilidad ante inundaciones y contribuye a la degradación del clima local. Protegerlos es fundamental para mantener el equilibrio ecológico y garantizar un desarrollo sostenible en la región.
