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El Frente Ecocipreses nos explica: ¿Qué ha venido pasando en la Administración de la Asada de Cipreses? (Infografías)

Fuente: Frente Ecocipreses https://www.facebook.com/frente.ecocipreses.1

La deficiente e irregular administración de los últimos años de la ASADA de Cipreses ha agudizado la problemática del recurso hídrico en la comunidad. Todas las irregularidades administrativas han sido demostradas a través de investigaciones por parte del AyA. Desde el Frente comprendemos que el desarrollo ambiental va íntimamente ligado a una administración sana y transparente del recurso hídrico. Un mala gestión del recurso, las nacientes sobreexplotadas y violentadas en sus zonas de protección, forman el caldo de cultivo perfecto para un caos.

Los fondos públicos que administran las ASADAS son ÚNICAMENTE para velar por el abastecimiento y la continuidad del servicio a la población, así como para la protección del recurso hídrico. Mientras las nacientes se encuentran violentadas y deforestadas en sus zonas de protección y la ASADA sea administrada de manera deficiente e irregular, la crisis del recurso hídrico en Cipreses no acabará.

¿Qué ha pasado con la administración de la ASADA de Cipreses? en las siguientes infografías lo exponemos:

pasco

Sentires y Saberes: Bienes Comunes en riesgo: Minería en Perú impactos y consecuencias para la vida digna

En esta ocasión compartimos con Wilmar Cosme y Jaime Silva, compañeros del Centro de Cultura Popular Labor, para reflexionar sobre las implicaciones de la actividad minera a través de la experiencia en el Cerro de Pasco, tanto en sus dimensiones ambientales, pero también políticas, sociales y culturales, es un recorrido para problematizar la minería desde una perspectiva de defensa de la vida digna.

Sentires y Saberes es un espacio del Observatorio de Bienes Comunes del Programa Kioscos Socioambientales y del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica con el fin de profundizar la reflexión en torno a los Bienes Comunes, sobre su origen, propiedad y gestión.

portada

Boletín Sentires y Saberes: ¿Qué es el Protocolo de Nagoya? – Documento e Infografía

¿Han escuchado sobre el Protocolo Nagoya?…

Nosotras y nosotros tampoco lo conocíamos, por esta razón hemos preparado este boletín e infografía para que podamos acercarnos a las implicaciones que tiene para nuestros territorios y vidas. Intentamos responder: ¿por qué debe preocuparnos? ¿quienes se benefician? ¿quienes pierden? y lo más importante, visibilizar lo que no están hablando sus defensores.

Con esto queremos llamar la atención que hay una disputa por la concepción y prácticas en torno a la biodiversidad presente en el Protocolo de Nagoya, que se presenta como pieza clave en esta tendencia de mercantilización de los bienes comunes.

Al final es una invitación para reflexionar sobre ¿Cuál sentido de biodiversidad está orientando a nuestros países?

Les invitamos a leerlos y compartirlos.

Pueden descargar el material aquí:

Infografía

Boletín PDF

cultivo

Explorando las venas abiertas de los bienes comunes: La tierra y la soberanía alimentaria – Artículo e infografía Semanario Universidad

 

¿Es lícito confundir la profundidad de una clase con el bienestar de un país?
Eduardo Galeano

Parece curioso hablar sobre la tierra en tiempos de la exacerbación tecnológica y la economía del conocimiento; sin embargo, reflexionar sobre la situación de la tierra en Costa Rica no es un asunto menor. La tierra es un bien común no renovable, que nos alberga y garantiza muchos otros (agua, bosques, biodiversidad, alimentos), que tiene un lazo intrínseco para el sostén de la vida. Por ello, resulta relevante cuestionarnos: ¿En qué situación se encuentra el uso y tenencia de la tierra?

Una de las principales dimensiones que nos ayudan a caracterizar la “salud” de la tierra en nuestras sociedades es la forma y modo en que se encuentra distribuida. Por esta razón, nos gustaría dar algunas pistas al respecto. Si miramos el Censo Agropecuario del 2014, nos enteramos de que el país cuenta con una extensión de 2,4 millones de hectáreas con fincas agropecuarias. Esto es casi el 47% de la superficie total del territorio nacional.

Según el Plan Nacional de Agricultura Familiar de Costa Rica 2020-2030, solamente el 26% de todas las fincas forma parte de la agricultura familiar. Estas se destinan a todos los usos (pasto, bosque, siembra) y su extensión promedia las 12.6 hectáreas. Otro 56% del total de la superficie con producción agropecuaria, corresponde a fincas de 100 o más hectáreas. Es significativo el número de fincas con tales dimensiones, en comparación con las de agricultura familiar, por lo que nos cuestionamos: ¿qué se está sembrando en esas grandes fincas?

Según el Censo del 2014, el 32% de la producción total corresponde tanto a cultivos agroindustriales (palma aceitera y caña azúcar) como a frutas frescas (piña, banano, melón, naranja). Ambas son actividades orientadas a la agroexportación y dependientes de grandes extensiones de tierra para su productividad y rentabilidad. En cambio, si sumamos arroz, maíz, frijol, papa y cebolla, a lo sumo se llega al 5% de la tierra sembrada, sin importar la extensión de la finca, lo cual nos permite afirmar que hay una presencia minoritaria de cultivos para el consumo local.

Si afinamos nuestra observación, nos damos cuenta de que la producción de alimentos en realidad es bastante reducida, ya que si sumamos la extensión de ganado vacuno y café, ambos representan el 50% de la producción total de estas fincas. Es así que la producción de alimentos se encuentra en una tendencia de disminución por la imposición del modelo de la agroindustria, colocando a la soberanía alimentaria en una alta vulnerabilidad.

Recordemos que con esta pandemia, la condición de las pequeñas producciones ha sido golpeada y se ha disminuido la demanda de su producción. Sus canales de distribución y comercialización se han visto perjudicados, agudizando esta tendencia a disminuir su presencia en la economía nacional, lo cual es preocupante.

Aquí encontramos dos tendencias: por un lado tenemos una mayor concentración de la tierra en pocas manos bajo producción agroindustrial, y por otro lado un modelo de agricultura familiar que se ha visto obligado a competir con la producción agroindustrial, desplazando otros cultivos y profundizando las desigualdades socioeconómicas.

Esta tendencia histórica hacia la agroindustria profundiza el uso de agroquímicos para el sostenimiento de la producción, haciendo caso omiso al impacto ambiental y las externalidades negativas. Finalmente, han sido las comunidades que viven alrededor de estas grandes plantaciones, las que se han visto directamente afectadas por la contaminación de sus fuentes de agua, o enfermedades en la piel, respiratorias y digestivas.

¿Qué nos dice todo esto? Hay una creciente desigualdad en el acceso y el tipo de actividades agropecuarias. La situación se vincula estrechamente con los extractivismos, ya que es un modelo productivo basado en la agroindustria y la ganadería de grandes extensiones, que impregnan y redefinen el sentido de las prácticas sobre la tierra, sin importar de qué tipo de extensión hablemos.

Cuando veamos las estadísticas del comercio exterior alegrándose de las grandes exportaciones de la agroindustria, recuerden que la salud de la democracia pasa también por la tierra, y como dice el dicho “quien por mucho deja lo poco, suele perder lo uno y lo otro”. La agricultura familiar campesina representa una forma de propiedad y gestión más equitativa y democrática de la tierra, si continúa esta posiciòn minoritaria y al margen de sistemas agroecológicos, seguiremos vulnerando nuestros bienes comunes naturales, y con esto el sostén de nuestra vida.

Observatorio de Bienes Comunes Agua y Tierra

Luis Andrés Sanabria Zaniboni

Puede descargar el artículo aquí.

 

Tomado de: https://semanariouniversidad.com/opinion/explorando-las-venas-abiertas-de-los-bienes-comunes-la-tierra-y-la-soberania-alimentaria/

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Observatorio Bienes Comunes UCR: 22 de marzo el agua se celebra y se defiende – Comunicado

  • ¡Hay motivos para celebrar!

Con alegría recibimos, este pasado 17 de marzo, una importante noticia que merece ser celebrada en este día: la Sala Cuarta dio la razón al Frente Ecologista de Cipreses de Oreamuno en su defensa de la naciente de Plantón. En este fallo se recuerda y exige la obligación de las instituciones a trabajar por el cuido y defensa del agua de la comunidad.

Este recurso fue interpuesto por el Frente Ecocipreses. Una vez más queda visible la importancia crucial de las organizaciones sociales en el cuido de este bien común. Es así que para todas y todos los que estamos vinculados a la defensa del agua, este fallo es una invitación a celebrar el reconocimiento a las labores de cuido, vigilancia y denuncia, que a diario realizan muchas de nuestras comunidades, constantemente ninguneadas por aquellos sectores empresariales y estatales que sacan provecho económico de estas irregularidades.

El Ministerio de Salud giró órdenes para respetar la Ley de Aguas a las municipalidades, ASADA y propietarios circundantes de las tomas. Mediante un informe técnico (MS-DRRCE-DARSO-IT-00076-2021) se le pide a Acueductos y Alcantarillados dar acompañamiento y vigilancia, para que la ASADA realice estudios hidrogeológicos, tanto en la naciente del río Plantón como en la naciente del Carlos Calvo.  Asimismo, giró ordenes sanitarias a los dueños de los terrenos circundantes, así como a los alcaldes de Oreamuno y Alvarado, para hacer una valoración del área en los alrededores de las nacientes de Plantón y Carlos Calvo, para que se respete lo estipulado en la Ley de Aguas.

Y como saludo para este día, les compartimos las palabras del Frente Ecologista de Cipreses “El agua se defiende, se cuida, el agua no hace del tubo, el agua viene de la montaña verde y viva”.

Contexto:

Hoy 22 de marzo asistimos a un aniversario más del Día del Agua, que al calor de la década de los noventa se buscaba llamar la atención sobre la importancia que tiene este bien común. Más allá de ese lugar conveniente de “recurso hídrico” o “recurso natural”, el agua es parte del entramado que sostiene nuestras vidas. Pero ¿Qué debemos celebrar?

Hace poco más de un año, en nuestro país se celebraba la aprobación del proyecto de ley No. 21.382, donde se planteó una reforma constitucional que garantiza el derecho humano, básico e irrenunciable de acceso al agua potable. Resultó ser un paso más en la búsqueda de garantías de equidad en nuestra sociedad. Sin embargo, esta ley, sin el respaldo organizativo y comunitario, puede ser más anécdota que realidad.

A pesar de este gran avance, si procuramos reflexionar en este Día del Agua, debemos tener claro que, más que una celebración, es la confirmación de muchas tareas pendientes que como sociedad tenemos ante este bien común, así como ante sus defensoras y defensores.

Si miramos brevemente los últimos años, nos damos cuenta que la visibilización y denuncia de la alta vulnerabilidad que tiene el agua, ha pasado a través del accionar de las distintas organizaciones comunitarias y ecologistas, las cuales han llamado la atención sobre la precaria situación del agua: contaminación por la actividad agroindustrial, basura, aguas negras, explotación de minería no metálica, y un sin fin más de situaciones.

Es así que, si pensamos además en la desactualización del marco normativo, en el “laberinto legislativo” que falta para poner en orden nuestra legislación, con esta reforma constitucional y los intereses que estarán presionando por imponerse en esos espacios, aún estamos lejos de una normativa “decente”.

Por esta razón, la responsabilidad que tenemos como organizaciones y comunidades es mayor, ya que como lo señala el compañero salvadoreño Ignacio Ellacuría, estos marcos normativos sin la presencia y acción protagónica de los sectores sociales, tienden a ser formas veladas de defender lo adquirido por el más fuerte, en este caso, una visión urbanística y asistencialista de dotación de agua. Para él, este encubrimiento de lo adquirido, sin discutir el modo y forma, puede convertir fácilmente el derecho de todas y todos en el privilegio de pocos. Es así que este 22 de marzo no debemos celebrar sólo la garantía del acceso, sino también su protección y reconocimiento a aquellas defensoras y defensores que día a día cuidan el agua, no como recurso, sino como la vida misma que representa.

Feliz día mundial del agua.

Si quieren conocer más sobre la situación del Agua en Cipreses de Oreamuno pueden ver estas infografías :  https://bienescomunes.fcs.ucr.ac.cr/que-pasa-con-el-agua-en-cipreses-de-oreamuno-infografias/

Si quieren saber más sobre la reforma constitucional sobre el derecho humano al agua en Costa Rica les invitamos a ver nuestras infografías:

https://bienescomunes.fcs.ucr.ac.cr/wp-content/uploads/2021/01/info_agua_1.jpg

https://bienescomunes.fcs.ucr.ac.cr/wp-content/uploads/2021/01/info_agua_2.jpg

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¿Qué pasa con el agua en Cipreses de Oreamuno? – Infografías

¿Qué pasa con el agua de Cipreses?, ¿qué podemos hacer, como vecinos usuarios y abonados, para contribuir a mitigar la problemática? El Frente Ecologista, con el acompañamiento del Observatorio de Bienes Comunes del Programa Kioscos Socio-ambientales UCR, elaboramos las siguientes infografías. ¡El agua es un bien que debemos cuidar para el beneficio de todas y todos!

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Eso que amenaza nuestros ríos: Minería no Metálica – Tercer boletín del Observatorio de Bienes Comunes

Les presentamos el tercer boletín del Observatorio de Bienes Comunes: agua y tierra. que en esta ocasión está dedicado a profundizar sobre una actividad extractiva que en Costa Rica tiene una presencia relevante, sin embargo es poco conocida: la minería no metálica.

Procura visibilizar algunas reflexiones y experiencias que surgen del proceso de acompañamiento a la Alianza de comunidades por la defensa del agua en Puntarenas (sector norte) y de la Comisión defensora de los Ríos Convento y Sonador en Buenos Aires (zona sur). Ambas organizaciones han sido activas en la provincia de Puntarenas debido a los conflictos en relación a este tema que tienen presencia en comunidades como Chomes, Manzanillo, Punta Morales, Costa de Pájaros, Guacimal, Abangares, Abangaritos, Judas, Malinche, Orocú, La Montaña y Buenos Aires y los principales ríos de esas zonas, tales como Abangares, Barranca, Lagarto, Guacimal, Lajas y Ceibo (pueden ser regionalizados).

Estos procesos nos han mostrado cómo los ríos, ese bien común que despierta delirios en unos y dolores en otros por la biodiversidad que acogen y las múltiples posibilidades que representan, son para los pueblos fuente de vida, alimento, identidad y memorias, mientras para la industria representan poder, ganancias, control territorial y de mercados.

La principal motivación de este boletín es invitarnos a reflexionar sobre ¿Cuáles son los costos ambientales, culturales, comunitarios e identitarios que significan estos proyectos? ¿Quiénes se benefician de estas actividades?  ¿Qué implicaciones tiene para nuestro modelo de país?

¿Qué es el Observatorio de Bienes comunes?

El Observatorio de Bienes Comunes: Agua y Tierra es un esfuerzo más de articulación entre el Programa Kioscos Socioambientales y el CIEP que tiene como propósito contribuir en la problematización del contexto que nos interpela a todos y todas desde esta perspectiva, a través de la generación de información y espacios de diálogo sobre las dimensiones y relaciones presentes en los conflictos socioambientales relacionados al origen, propiedad y gestión de los bienes comunes. Página web: https://bienescomunes.fcs.ucr.ac.cr/ Contacto: observatoriobienescomunes@gmail.com

Pueden descargar el boletín aquí

 

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Cuido y vigilancia de los Bienes Comunes: Experiencia Estuario de la Bahía San Juan de Puerto Rico – Video

En esta ocasión nos acompaña la docente Rosaluz Molina Carrasquillo de la Universidad de Puerto Rico que nos invita a reflexionar sobre la importancia, pero también los desafíos que representa la participación comunitaria en el cuido de los bienes comunes en sus territorios, a partir de la experiencia en la que participó en la restauración del Estuario de Bahía San Juan de Puerto Rico.

Sentires y Saberes es un espacio del Observatorio de Bienes Comunes del Programa Kioscos Socioambientales y del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica con el fin de profundizar la reflexión en torno a los Bienes Comunes, sobre su origen, propiedad y gestión.

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¿Otro observatorio?….¡pero de bienes comunes!

Nuestro contexto está siendo remodelado por una de las mayores crisis de las que podamos tener memoria, tanto por sus afectaciones inmediatas, como por las consecuencias que llegará a extender en nuestras formas de relacionarnos. Sin embargo, algo desafía las condiciones actuales, lo común se muestra como un pilar que está defendiendo la vida, por esta razón es importante pensar cómo lo común está presente en nuestras relaciones y espacios.

Podemos empezar visitando nuestras memorias socioecológicas, ahí recordamos escuchar historias sobre los bosques, los ríos, los parques y cómo a partir del vínculo con esos entornos surgieron saberes y prácticas que enriquecieron nuestras experiencias. También en nuestro contexto ante la incertidumbre que nos envuelve o las amenazas que aparecen ante la escasez, lo común se presenta como fundamental para garantizar la vida. Una de sus dimensiones son los bienes comunes, que se evidencian como indispensables para la reproducción de la vida misma.

Los bienes comunes son lugares y relaciones que procuran medios que nos permiten vivir, alimentarnos, comunicarnos, educarnos o transportarnos entre muchas otras cosas, pero es importante tomar en cuenta que no están dados, por lo tanto están en disputa; es decir, están presentes nuestras relaciones sociales.

Esto que planteamos es parte de una discusión mayor que viene trabajando la academia y los movimientos sociales en América Latina y el mundo, la intención de construir una mirada de la naturaleza no como recurso, sino como bienes naturales, para profundizar un paradigma menos utilitario y más integral donde contemple dimensiones ecológicas, culturales y sociales.

Tal vez nos preguntemos dónde podemos encontrarlos. La respuesta es que son todas aquellas relaciones en donde nos vinculamos con la tierra, el agua, los bosques, las playas, el mar o la biodiversidad, que hoy se ven amenazadas ante la voracidad de la mercantilización centrada en su privatización, deterioro y agotamiento.

Esta erosión de los bienes comunes provoca afectaciones directas en la vida, donde sensiblemente se ve trastornado el entorno ecológico, algunos sectores interesados en el lucro tratan de aminorar esto bajos el eufemismo de “externalidades” (ecológicas, sociales y culturales), otros a su conveniencia invisibilizan estas “externalidades”, o en el peor de los casos se unen y se lo atribuyen al cambio climático para escapar de su responsabilidad.

No es menor apuntar lo anterior, es la muestra de formas y modos de despojo que permiten a sectores dominantes garantizar la concentración y reproducción de su riqueza mediante la explotación y la privatización de lo común, ya sea porque se apropian de ello o porque utilizan los espacios comunes para resolver de manera “gratuita” sus externalidades.

Por esta razón el Programa Kioscos Socioambientales y el CIEP nos invitan a conocer y ser parte del Observatorio de Bienes Comunes: Agua y Tierra para problematizar este contexto que nos interpela a todos y todas, a través de la generación de información y espacios de diálogo sobre las dimensiones y relaciones presentes en los conflictos socioambientales relacionados con el origen, propiedad y gestión de los bienes comunes.

Este proyecto que comienza pretende —a través de monitoreos, talleres en comunidades, articulación con proyectos similares de acción social e investigación— generar información oportuna y vínculos de articulación para evidenciar el estado de los bienes comunes en Costa Rica, y favorecer una mayor conciencia sobre los desafíos que representa la gestión democrática de estos bienes para nuestra sociedad.

A manera de resumen, los bienes comunes nos plantean desafíos en distintas dimensiones; políticas, sociales, culturales y económicas, por esta razón es necesario cuestionar y replantear nuestros conceptos y prácticas. La universidad nos ofrece una posibilidad de abordarlo desde una ecología de saberes, que involucre la universidad y la sociedad, ante esto queda una cuestión a responder… ¿qué desafíos nos plantean los bienes comunes a nuestros procesos organizativos?

Por Luis Sanabria / 27 mayo, 2020

Fuente: Semanario Universidad.