A partir de la pandemia global de la Covid-19, muchas de nuestras actividades se vieron disminuidas o suspendidas, otras continuaron como si no pasará nada. Esta situación se vio marcada por las profundas brechas socioeconómicas y ambientales que configuran nuestras sociedades, afectando principalmente a los sectores más vulnerables, en cambio otros sectores más privilegiados vieron sus actividades ser protegidas y hasta promovidas.
Sin embargo, desde diversos espacios políticos y empresariales nos invitan a una reactivación económica que no necesariamente es la que necesitamos, ya que siguen ignorando esas brechas socioeconómicas y ambientales, en cambio nos proponen “normalizar” sus privilegios y reformar aquellos aspectos que limitan sus actividades, por ejemplo en las dimensiones tributarias o legislación ambiental.
Por esta razón, les invitamos a pensar sobre un fenómeno que cada vez más domina los discursos empresariales y políticos el “maquillaje verde”, se caracteriza precisamente por la aplicación de medidas “cosméticas” por ejemplo etiquetas en productos, campañas publicitarias, financiamiento de eventos, entre otros que no tienen ninguna implicación real en los procesos de extracción, producción, distribución y consumo, es decir mantienen sus mismas condiciones, y abre el escenario para su expansión e intensificación.
Con el discurso de la “reactivación económica” veremos cada vez más este tipo de técnicas publicitarias, para justificar la modificación de reglamentos, leyes, permisos y otros instrumentos con el fin de flexibilizar las condiciones y permitir a diversos sectores productivos y económicos de nuestro país concentrar la riqueza y mantener el despojo de nuestros bienes naturales.
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