El Colectivo Antonio Saldaña, con profundo respeto por la historia viva de los pueblos indígenas de Talamanca, participó este sábado 5 de julio en una conmemoración en honor a dos figuras fundamentales de la resistencia indígena en Costa Rica: Pablu Presbere y Antonio Saldaña. Más que una evocación del pasado, esta actividad es un llamado a reconocer la memoria como fuerza política, como herramienta de lucha y como raíz viva de los pueblos que siguen defendiendo su existencia con dignidad.
Presbere y Saldaña no son solo nombres en la historia. Son rostros de una resistencia que no ha sido derrotada. Presbere, líder de la rebelión indígena de Talamanca en 1709- 1710, se levantó contra el sistema de misiones y el poder colonial español que pretendía someter a los pueblos a la evangelización forzada, al despojo cultural y a la militarización de los territorios. Su captura, tortura y ejecución pública buscaban enviar un mensaje de escarmiento, pero su gesta se convirtió en símbolo de la defensa de la autonomía, de la espiritualidad propia y del derecho a decidir cómo habitar la tierra.
Antonio Saldaña, último rey bribri, asesinado en 1910, resistió un nuevo ciclo de colonización: el avance del Estado-nación costarricense y el poder de las compañías bananeras, que con alianzas políticas e intereses extranjeros pretendían absorber el territorio indígena para sus proyectos económicos. Saldaña no fue una figura folklórica ni decorativa: fue un articulador político, un líder que tejió alianzas y defendió la continuidad de su pueblo frente al empuje del capital y la lógica republicana que negaba la existencia de otras formas de gobierno y de vida.
Ambos líderes encarnan historias de lucha, pero también denuncian un silencio: el silencio impuesto por los discursos oficiales de la historia, por un sistema educativo que celebra a Juan Santamaría o Juan Rafael Mora, pero oculta sistemáticamente a quienes resistieron el colonialismo y el despojo en sus múltiples formas. Esta invisibilización no es casual: responde a un proyecto de país que sigue sin reconocer a sus pueblos originarios como sujetos políticos, territoriales y culturales con derechos plenos.
La memoria colectiva, entonces, no es un ejercicio nostálgico ni una pieza de museo. Es un acto de justicia y de lucha. Recordar a Presbere y Saldaña es recuperar claves para entender el presente: la continuidad del racismo estructural, el despojo territorial, la criminalización de defensores indígenas, el abandono estatal y la resistencia diaria de quienes defienden sus ríos, sus montañas, su lengua y su forma de vida. Es también una crítica a la idea de progreso que sigue negando el valor de lo indígena, de lo comunal, de lo no blanco, de lo no occidental.

Por ello, desde el Colectivo Antonio Saldaña se propone declarar el 4 de julio como Día de la Resistencia Indígena en Costa Rica. Se solicita al Ministerio de Educación Pública la inclusión de las gestas de Presbere y Saldaña en los programas de estudio, así como la elaboración de materiales didácticos interculturales que permitan a niñas, niños y jóvenes conocer las raíces de un país que no nació homogéneo ni mestizo, sino profundamente diverso. También se plantea al Ministerio de Cultura y Juventud la creación de réplicas del Museo de Talamanca en los territorios indígenas, para que sean los propios pueblos quienes cuenten su historia desde sus voces, símbolos y lenguajes.
Reivindicar estas memorias es romper con siglos de ocultamiento. Es descolonizar la historia y abrir camino hacia una sociedad donde la justicia y la dignidad no dependan del origen, el idioma o la espiritualidad. Que Pablu Presbere y Antonio Saldaña no sean más héroes silenciados, sino semillas vivas de una resistencia que florece en la defensa del territorio, la cultura y la vida misma.
Autonomía, memoria y territorio: el camino que seguimos caminando
Cerrar esta conmemoración no es poner punto final, sino reafirmar un compromiso. En contextos marcados por el racismo, la exclusión estructural y el despojo sistemático, la organización autónoma de los pueblos indígenas ha sido y sigue siendo un acto de resistencia profunda. Es en esa autonomía donde florece la fuerza para defender el territorio, cuidar la memoria colectiva y construir caminos propios hacia la vida digna.
En ese horizonte se inscribe la labor del Colectivo Antonio Saldaña, que desde Talamanca impulsa procesos de revitalización cultural, denuncia del olvido histórico e incidencia política con perspectiva comunitaria. A través de su accionar, el colectivo no solo mantiene viva la memoria de líderes como Presbere y Saldaña, sino que actualiza su legado en la defensa cotidiana de los derechos territoriales, la autonomía organizativa y la dignidad de los pueblos.
Este colectivo es ejemplo de cómo la memoria no se queda en la nostalgia, sino que se vuelve herramienta para disputar sentidos, abrir espacios y sembrar futuros. Es desde abajo, desde los territorios, donde se están escribiendo las páginas más honestas de transformación social en nuestro país.
Honramos hoy no solo a quienes resistieron hace siglos, sino a quienes siguen resistiendo con sabiduría, coraje y propuesta. Que este ejercicio de conmemoración se multiplique en acciones, alianzas y políticas que reconozcan lo que por justicia corresponde: el derecho de los pueblos indígenas a decidir sobre su presente y su porvenir.
Porque sin autonomía, no hay justicia. Sin memoria, no hay futuro. Y sin territorio, no hay vida.
¿Qué entendemos por resistencia indígena? Una mirada desde Abya Yala
Hablar de resistencia indígena en América Latina y el Caribe no es solo mirar al pasado: es reconocer una lucha continua, profunda y diversa contra la colonización, el racismo y el despojo. Desde el primer momento en que los pueblos originarios enfrentaron la invasión europea, comenzó un proceso de defensa de sus territorios, culturas, lenguas, cosmovisiones y formas de vida.
En muchos casos, como en Talamanca, la resistencia no fue derrotada. Se transformó, se replegó, se expresó en rebeliones abiertas como las de Pablu Presbere o en procesos políticos como los liderados por Antonio Saldaña. Pero también continúa en las luchas actuales por el derecho a la tierra, la autonomía, el acceso a la educación y la salud desde perspectivas propias, y la preservación de la madre tierra frente al extractivismo y el neoliberalismo.

Desde el altiplano andino hasta la selva amazónica, desde el Caribe afroindígena hasta el Cono Sur, los pueblos originarios han tejido una resistencia viva que no se limita a sobrevivir, sino que propone otras formas de habitar el mundo. Hoy, en tiempos de crisis climática, colapso social y despojo territorial, su palabra y su lucha se vuelven aún más urgentes para todos los pueblos.
Reconocer esta historia en Costa Rica —a través de figuras como Presbere y Saldaña es también reconocernos como parte de una memoria colectiva de lucha anticolonial, que no ha terminado y que sigue llamándonos a defender la vida con dignidad.
Referencias:
Solórzano Fonseca, Juan Carlos. (2011). La rebelión de los indígenas bajo la dirección de Pablo Presbere (Talamanca 170S-1710). Cuadernos de Antropología, (21), 1–38.
Universidad de Costa Rica. https://doi.org/10.15517/c.a.v0i21.5482
Díaz Arias, David, C Solórzano Fonseca, Juan Carlos. (s.f.). Conquista, colonización y resistencia indígena en Costa Rica. Universidad de Costa Rica.
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